23. Revelaciones

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Flash Back:

La muerte iba desplazándose por los territorios de Niflheim (el Infralado), mientras llevaba en su bolso de almas un cargamento para entregar a Lord Leviatice. Al llegar a la entrada del enorme castillo de hielo se encontró con dos monstruos de hielo custodiando con lanzas atravesadas en la entrada principal.

– Solicito una rápida reunión con el rey – Peticionó la Muerte – Ya saben, lo de siempre. Entrega de almas a domicilio.

– Pase adelante – Lo invitó cordialmente uno de esos monstruos, mientras ambos custodios quitaban sus lanzas de la puerta y la abrían.

La Muerte entró al castillo, pero estaba algo desolado y silencioso, nadie apareció para recibir su visita, sólo habían Anikillers durmiendo en los rincones sin percatarse de su presencia, hasta que, por casualidad, entra al azar al comedor real de Lord Leviatice y lo encontró merendando sin compañía, más que la de sus sirvientes muñecos poseídos, hasta que se complació al ver su llegada.

– Oh, Grim Raper, bienvenido – Lo saludó Leviatice impresionado – ¿Qué tienes de bueno para mí ahora? Lamento que esté en medio de mi hora de merienda y no pueda recibirte formalmente, pero ven, toma asiento, hoy estoy de buenas.

– Buenas tardes, majestad. Buen provecho. – La Muerte le correspondió el saludo – Descuide, sólo será un momento, luego me iré.

Dicho esto, la Muerte toma asiento en el lado opuesto de la mesa del comedor real.

– Tonterías – Le respondió el rey del Infralado – ¿Por qué tanta prisa?

– Debo prepararme para mañana, porque mi trabajo se pondrá muy pesado con las víctimas que fallecerán durante la última plaga mañana. – Le mencionó la Muerte.

– Oh, sí... – Dijo Leviatice con un semblante de estar recordando algo importante pero sin mucha relevancia para él – Supe que el príncipe Thomas Lucitor está atravesando su inframorfosis y eso desató la maldición de una de las ya fallecidas reinas Butterfly. Celena, si no me equivoco ¿Cierto?

– Así es – Le respondió la Muerte.

– Que mal por el reino Lucitor, si no tomaran decisiones tan estúpidas a lo largo de los milenios, no estarían recibiendo las represalias de sus víctimas, incluyéndome. Ahora tendrán siete bonitas plagas atormentándolos y causando estragos. En fin...

– ¿Cómo puede estar tan tranquilo y tomarse esa noticia a la ligera? – Le cuestionó la Muerte con severidad – ¿Se da cuenta que la última plaga es la más poderosa y la única que puede perjudicar este lugar, a sus siervos y a usted? No olvide que es el último demonio del orgullo con vida en existencia. Debería estar preparándose para proteger su territorio y no sentado aquí sereno, merendando como si nada.

César Leviatice se suelta a reír por la ingenuidad de su visitante, limpia su barbilla con un mantel de manera refinada y se pone de pie, haciendo más presente su gallarda e imponente presencia

– Mi querido amigo, lamento darte malas noticias a ti, a tus hermanos del Alto Consejo de Ancianos, a los soberanos y a cualquier residente del Inframundo, pero su profecía fue escrita por un escriba incompetente. No hay manera de que alguna plaga atraviese mis dominios.

– ¿Por qué dice eso? – Preguntó la Muerte desconcertada.

– Piénsalo, yo fui exiliado muchos milenios antes de que la dinastía Butterfly diera inicio a su reinado con la aparición de humanos forasteros de otra dimensión. En el momento que Rhina Butterfly fue eliminada en aquella reunión y Celena Butterfly decidiera maldecir al próximo híbrido de la dinastía Lucitor antes de morir, ninguna de ellas jamás supo de mi existencia, mucho menos de la raza de demonios del orgullo. Por lo que, si lo analizas detenidamente, te darás cuenta que Celena Butterfly lanzó esa maldición sin tener en cuenta nuestra raza demoníaca o, mejor dicho, a Lord César Leviatice.

Demons vs The Forces of Curses T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora