3. Interferencia (Parte 2)

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Mientras tanto, en el Inframundo, se encontraban Eclipsa y Globgor esperando algo en la Herrería Real de Los Lucitor, dentro del castillo, hasta que un gran y musculoso cíclope herrero le entrega lo que al parecer era una larga funda (o vaina) de cuero marrón que contenía un conjunto de esposas y grilletes de diferentes medidas.

– Aquí tiene su equipo de grilletes y esposas anti-mágicas con su respectiva hoja de instrucciones, reina Butterfly. – Habló el cíclope con una voz profunda y monstruosa.

– Muchas gracias, caballero – Respondió amablemente la nueva reina de Mewni.

Eclipsa recibe su encargo, aunque le costó sostenerlo por el peso de tanto metal.

– Permíteme, cielo – Globgor agarra la funda para ayudar a su esposa a sostenerla.

– Y para probar que realmente funcionan... – Continuó el herrero – Si, me lo permiten, déjenme darles una demostración.

El herrero cíclope toma el juego de esposas más pequeño que contenía.

– Es muy amable de su parte, pero no es necesario – Respondió Eclipsa algo nerviosa – Creo en su palabra y en la calidad de su trabajo.

– Vamos, yo insisto – Insistió el cíclope.

A continuación le colocó las esposas a Eclipsa y éstas se cerraron automáticamente bien aseguradas.

– E tum repi ye – Mencionó el herrero un conjuro apócrifo para activar las esposas.

Unas marcas extrañas que habían ocultas el el metal de las espozas comenzaron a brillar.

– Ahora intente hacer un hechizo. El que quiera... – Continuó el herrero.

– Te cuidado, mi amor – Dijo Globgor procupado

Eclipsa, con dificultad tomó su sombilla varita en una de sus manos, intentó usar el Grito de Media Noche, pero no hubo éxito alguno.

– ¿De casualidad puede también usar magia sin varita? – Le preguntó el herrero a Eclipsa.

– Aún no – Ella respondió – Pero sí puedo entrar en la mente de las personas sin ella.

– Quiero ver que lo intente conmigo ahora – La retó el cíclope.

Eclipsa, decidida, hizo el intento de indagar en la mente del herrero, sus ojos y marcas en las mejillas comenzaron a brillar de blanco neón e inmediatamente el poder fue neutralizado por las esposas.

– Increíble, no pude hacerlo... – Reaccionó abrumada la reina de la oscuridad – Bien, me las llevaré.

El herrero se dispuso a abrir las esposas con un chasquido de dedos, para finalmente quitárselas y guardarlas en la funda.

– ¿Estás segura, cielo? – Le preguntó Globgor a Eclipsa con inseguridad – Estas cosas podrían ser peligrosas si caen en manos equivocadas.

– Descuida, cielo, para eso nos pidieron una solicitud firmada propiamente por Wrathmelior, Dave y el Alto Consejo de Ancianos del Inframundo. No cualquiera está autorizado legalmente para recibirlas, además, cuando lleguemos a nuestro castillo, las configuraré para que solo reconozcan mi voz y mi chasquido.

– Si tú lo dices...

– A propósito de eso ­– Mencionó el herrero – Necesito que me entreguen esa solicitud firmada para cerrar por completo el negocio.

– Sí, claro – Respondió Eclipsa con una sonrisa, sacando un pergamino enrrollado – Aquí la tiene.

El herrero tomó el pregamino y lo desvaneció con un ruido espectral.

Demons vs The Forces of Curses T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora