Mierda, justamente hoy debía llegar tarde. Te maldigo hermosa cafetería al frente de mi casa, culpa tuya tardé más de media hora en elegir mi desayuno. Y de paso, también te maldigo hermoso mecánico, cuando vaya a recoger mi motocicleta pediré tu número.
El aire fresco golpeaba mi rostro pero no me importaba, solo corría lo más rápido posible hasta mi universidad, era mi último año en el doctorado y yo llegando tarde al primer día.
Mi universidad tenía la típica estructura: una muralla gigante que rodea el edificio, con un portón de metal negro en el centro; un patio delantero; una construcción al frente de este patio, era de color crema y de cinco pisos de alto; y atrás de este se encuentra el patio trasero con las canchas de deporte y las gradas.
Lo peor de todo esto no es llegar tarde, sino que debo subir hasta el piso número tres, es decir, más de mil escalones. Entré por el portón saludando al oficial de seguridad y me dirigí hacia la entrada; el pasillo que me llevaba hacia las escaleras no era tan largo, por lo que las encontré rápido. Subí lo más rápido que pude, me perdí más de la mitad de la primera hora pero no importaba tanto, después de todo era una materia que ya conocía, seguramente hicieron una nueva introducción para conocernos y bla bla bla.
Estuve unos diez minutos subiendo hacia mi aula cuando la encontré, entré dando un portazo mientras mi cara se encontraba roja por la agitación. Todos mis compañeros me voltearon a ver por lo que no daba indicio de hablar o moverme.
- ¿Señorita Abe? ¿Se encuentra bien? –cuestionó el profesor.
Hice una seña con mi mano representando que esperara. Una vez me calmé, levanté mi cara y le sonreí.
- Si, disculpe la intromisión de esa manera. Se me hizo tarde. –dije haciendo una reverencia.
- No se preocupe y que no se vuelva a repetir, tome asiento al final.
Hice nuevamente una reverencia hacia mis compañeros y caminé a paso lento hacia el lugar del fondo del salón, específicamente del lado izquierdo que da hacia la ventana, justo a la izquierda de mi compañero Kazutora Hinemiya. Lo saludé con una sonrisa y un movimiento de mano y él copió mi acción. Era un chico sumamente agradable, no somos amigos, pero nos llevamos bien; si ya se ¿por qué no son amigos si hace cinco años son compañeros? Pues, a pesar de que nos llevamos de lo mejor, no lo considero amigo ya que no tenemos confianza, y creo fielmente que para ser amigos debe existir ese vínculo confianzudo. Hemos intercambiado frases de vez en cuando, ya sea por trabajos grupales o en los pasillos.
Al frente mío es el lugar de mi mejor amiga, Rumi Ken.
- Oye ¿otra vez te quedaste viendo postres? –preguntó dándose la vuelta para encararme.
- Si... es que trajeron uno nuevo de limón y chocolate, quería saber que tan bien sabia... –me excusé.
Me miró de manera acusadora, como esperando que le dijera algo más.
- Y también... me quedé charlando con el mecánico –dije rendida dejando caer mi cabeza en el pupitre.
- Lo sabía, atrevida.
Le devolví la mirada con un puchero mientras inflaba mis mejillas, ella se giró prestando nuevamente atención a la clase, por lo que yo hice lo mismo.
Ru tiene una personalidad parecida a la mía, lo que nos diferencia es que ella se traga sus palabras, se queda callada cuando quiere opinar algo, cosa que en mi caso no lo es porque yo no le tengo miedo al éxito. Además de que ella es más reservada con respecto a la sociedad, no tiene problemas con entablar una conversación con alguien, es muy fluida en ese tema, pero prefiere no hacerlo. También se podría decir que soy más infantil que ella, Rumi es la típica madre en el dúo de amigas, pero solo en la relación, porque en los estudios yo soy la madre de ella.
~~
Ya habían terminado la primera mitad de la tarde, por lo que con Rumi salimos del salón con destino a la cafetería.
- Hoy Manjiro-kun está más lindo –dijo enamorada Rumi.
- ¿Por qué no le hablas? No pierdes el tiempo, y he visto cómo te ve –respondí.
- ¡NO! D-digo, no. Tiene a muchas detrás ¿qué me garantiza que se interesará en mi?
- Y, sino le hablas no sabrás. Ru, eres hermosa, un poco estúpida pero eso no importa. Debes saber cómo eres, tu personalidad es interesante, eres inteligente y divertida, en otras palabras, si yo fuera hombre te entro como agua al Titanic. Además, si Manjiro-san no te presta atención, puedes ir con otro de su grupo, total a todos les gustas.
Ella se sonrojó y solo le sonreí de vuelta. Entramos a la cafetería y fuimos directamente al mostrador para comprar nuestro almuerzo; una vez listo nuestro pedido, nos encaminamos hacia una mesa que se encontraba en el centro por pedido de Rumi, justo al lado de los chicos rudos.
Comenzamos a comer tranquilamente mientras hablamos de temas triviales. De pronto siento que golpearon mi cabeza por lo que enojada giré mi vista, era la perra de Amane con su bandeja de comida.
- Uy lo siento, no te vi, eres alguien insignificante –comentó.
- Lo siento no hablo perruno –respondí con una sonrisa mientras que me levantaba para encararla- Pero si sigues dolida porque follé con tu ex novio, deberías superarlo, hace un año dejaron de ser pareja, que te haya roto por insoportable no es mi problema, Amane. Además, cálmate, es el primer día y ya andas de insufrible.
Me miró echando furia, con su mano libre me soltó un cachetón en mi mejilla izquierda. Me quedé inmóvil en mi lugar ¿Quién se cree para ponerme la mano encima? Ni mi papá me levantó la mano y viene esta cualquiera a golpearme.
De un solo movimiento le encajé el puño en el centro de la cara, rompiéndole la nariz.
- Escúchame una cosita, Amane Kisoma. Tú no eres nadie, no tienes el privilegio de tocarme con tus asquerosas manos, si tanta curiosidad tienes de cómo se siente mi piel, pregúntale a ex noviecito. O si quieres vamos a mi departamento y follamos, pero no te atrevas a golpearme otra vez porque te ira peor -exclamé amenazante.
Los que se encontraban presente miraban sorprendidos, no me importó y tomé mi bolso para retirarme del lugar seguida por Rumi quien le sacó la lengua a la rubia tirada en el suelo. Le avisé a Ru que me esperara en el salón mientras iba al baño a limpiarme los nudillos.
En el camino hacia los baños escuché una voz conocida.
- Eso estuvo genial, pero creo que te pasaste con el golpe.
- Kazutora-kun, que sorpresa jajaja. Sinceramente, para mí fue poco, odio que golpeen a las personas por resentimiento. Además, se lo merecía.
- Te creo, te creo –dijo con una sonrisa- Anna-chan quería decirte algo.
- Dime.
- Es sobre el examen final, hicieron los grupos al principio de la clase, pero te lo perdiste. Somos juntos en la tesis, todas las clases debemos ir anotando un poco para el informe.
- ¿Tan pronto? –dije suspirando- De acuerdo, estaré encantada de ser contigo Kazutora-kun. Hice unas cuantas anotaciones de todas las clases ¿te parece que te las pase por mensajes?
Él asintió con una sonrisa que mostraba los dientes. Debo decir que es un chico bastante guapo, su pelo largo negro tomado en una coleta con dos mechones rubios al frente le dan el toque, es inteligente y social. Además que su tatuaje en el cuello lo hace más sexi.
Lo miré un poco y me despedí de él, ahora pasaremos más tiempo juntos, interesante.
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Ángel || Kazutora Hanemiya
FanfictionUn ángel. Todos tienen una idea de su descripción ¿no? El típico ser espiritual, servidor y mensajero de Dios, que lo asociamos como un joven o un niño bello y con alas blancas como el papel. Un ser lleno de luz, amable y cálido, que te protege y te...