Capítulo 3

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Lunes ¿a quién le gusta este día? A nadie, fin de la discusión.

Los rayos de sol comenzaban a hacer su aparición a través de las cortinas de color verde que se tendían del techo hasta el suelo para cubrir los grandes ventanales de mi habitación, ocasionando que suelte maldiciones por haberme despertado antes que suene la alarma. Abrí mis ojos lentamente y me quedé tendida en la cama mirando al techo, pensando seriamente en abandonar la carrera de veterinaria y trabajar de stripper, seguro me pagan bien. Sonó mi alarma y la apagué para luego levantarme de mi preciada cama e ir a arreglarme para marchar hacia la universidad.

Pasaron alrededor de una hora cuando estuve completamente lista, salí en mi motocicleta y me dirigí hacia el complejo, no sin antes comprar mi desayuno en la cafetería de al frente.

Caminaba por las extensas escaleras de la universidad para llegar a mi salón de clases. Iban escuchando música con mis audífonos mientras andaba sumida en mis pensamientos cuando alguien toca con mi hombre de frente, miré y me encontré con la sorpresa de que era el pelinegro de coleta que hasta ahora me había hecho sentir mariposas en el estómago.

- Buenos días, Anna-chan ¿cómo andas?

- Buenos días, Kazutora-kun –respondí mientras caminábamos de vuelta- Ando con los pies ¿no es obvio?... Agh, mierda, lo siento es la costumbre, les respondo así a mis hermanos –reía apenada- Estoy muy bien ¿tú?

- Muy bien, cansado, se están acercando los exámenes de fin de mes y ya me estoy estresando.

Intercambiamos risas y miradas cómplices. Llegamos al salón y cada uno fue a su sitio, no sin antes haber saludado a Rumi, que si no la saludo se sentirá abandonada, en fin, mi hija. Las primeras clases pasaron normales, una que otra anotación para la tesis final y nada más. Llegó la hora del almuerzo, comencé a guardar mis cosas para ir hacia la cafetería con Ru; antes de levantarme de mi asiento, escucho que me llaman, giro hacia la derecha. Era Kazurota otra vez.

- ¿Si? –pregunto mientras me levantaba de mi lugar

- Seguro me olvide después, por eso te lo pregunto ahora –me miró sonrojado a la vez que se rascaba la nuca nervioso- E-esto ¿t-te gustaría ir a cenar luego de las clases?

No tardé ni cinco segundos cuando mi cara se tornó de un color rojo vivo, fácilmente podías comprar mi rostro con la capa de un torero. Lo miré y respondí con una sonrisa.

- Claro ¿a qué hora te parece?

Soltó un suspiro de alivio y me devolvió la sonrisa. A todo esto, Rumi y Baji, mejores amigos de cada uno, miraban la escena agarrados de la mano frotando sus mejillas, soltando murmullos como "ay el amor" "hacen una pareja perfecta".

Con Kazutora nos olvidamos de todo y comenzamos a caminar hacia la cafetería, si no fuera porque Rumi me tomó de la mano impidiéndome avanzar, no me habría dado cuenta.

- Oye idiota, yo te conocí antes, por ende, tengo más privilegios –dijo inflando los cachetes y se cruzaba de brazos.

- No seas celosa Ru, mi corazón es para todos.

Me ignoró y siguió caminando. Llegamos, ordenamos nuestro almuerzo y fuimos hacia una de las mesas para comer tranquilas.

Terminamos nuestro alimento y retomamos las clases hasta el anochecer. Me despedí de Ru en la puerta de entrada de la universidad, pues acordamos con Kazutora que nos veríamos en la salida para ir a la cena. Luego de unos tres minutos, llegó.

- ¿Lista? –cuestión con una sonrisa.

- Más que lista.

El camino recorrido fue en un silencio cómodo para los dos, hasta que decidí preguntar a dónde iríamos a cenar.

Ángel || Kazutora HanemiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora