Capítulo 10

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Advertencia: Violencia explícita

– Él era Xin Lu.

Plaza Diamante, Wotto.

Lin Jingshu volteó sorprendida, solo para descubrir que quién le hablaba era el viejo Almirante Woolf. Al darse cuenta de esto, se puso inmediatamente de pie para saludarle – Buen día, Sr. Woolf.

La Plaza Diamante estaba situada entre el recinto central del Parlamento de la Unión y el Parque Forestal. En ese momento, una fiesta se celebraba en el recinto del Parlamento; la luz del atardecer brillaba a través del salón de aquella plaza semi-cerrada, iluminando el camino hacia el parque. Bajo esas luces destellantes, glamorosos vestidos de noche revoloteaban entre melodiosas risas.

La imagen misma de lo que se conoce como "civilización".

Durante el día, los miembros del Comité Administrativo de Edén y los del Consejo Legislativo se limitaron a observar en silencio cómo la intensa discusión entre los representantes de las siete galaxias casi termina en golpes... no hace falta decir lo vergonzoso que fue.

Por la noche; regularon sus emociones con ayuda de Edén, limpiaron sus rostros, se cambiaron de ropa y llevaron a sus familias para reunirse de nuevo con sus colegas en aquella festiva y amistosa celebración.

Como esposa del Secretario General del Comité Administrativo, era seguro que Lin Jingshu asistiría. Sin embargo, en este tipo de eventos, ella solo aparecía brevemente y desaparecía entre la multitud; solo después de que su esposo terminara de trabajar en sus relaciones públicas, Jingshu aparecía de quién-sabe-dónde para regresar a casa.

Esto se debía a que en cada evento, muchas personas querían bailar o charlar con ella. Pero eran tantas que sí aceptara la invitación de todas, se convertiría en un trompo; girando de un lado a otro sin parar durante toda la noche.

Hoy, Jingshu escogió el jardín memorial que estaba en la entrada del Parque Forestal para esconderse.

Desde que la Unión fue establecida, todo héroe que haya hecho una gran contribución a la humanidad tenía su propio monumento en ese jardín. Cada uno de estos tenía una inscripción con todos los logros de la persona a quien perteneciera y en la parte de arriba un busto esculpido del héroe en cuestión.

El viejo Almirante Woolf, quien estuvo al mando del Comité Militar por más de dos siglos, tenía un monumento en su honor en ese jardín; al igual que el Contralmirante Jingheng Lin, quien falleció joven y de forma sumamente dramática.

En medio de todos esos monumentos, había uno pequeño e inusual; ni siquiera podría ser llamado "monumento", puesto que solo era una base de piedra rectangular de unos treinta centímetros de alto, sin inscripciones ni busto esculpido. Como un diente podrido entre los demás dientes de piedra perfectamente alineados.

En ese momentos, Jingshu Lin estaba sentada justo sobre esa base de piedra.

El Almirante Woolf, tenía más de 300 años de edad. El tiempo de vida de ese respetable hombre había sido lo suficientemente largo como para presenciar dos eras enteras del calendario sideral, así que a estas alturas ya no necesitaba ser demasiado cortés con nadie. Solo asintió con la cabeza en dirección a Jingshu, para saludarla por impulso, y después dirigió su mirada hacia aquel pobre y solitario "monumento".

– Ese monumento perteneció alguna vez a Xin Lu.

– Discúlpeme, no lo sabía... – Jingshu se apresuró a ponerse de pie y alejarse mientras se disculpaba.

– ¿Conociste a Xin Lu alguna vez? – la interrumpió el viejo Almirante.

La mente de Lin se bloqueó por un momento y respondió vacilante – No, no tuve el gusto. Y casi nunca se escucha a otras personas hablar de él.

ImperfeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora