Al tocar la espalda de Lin, la cálida sangre se derramó sobre las manos de Bixing Lu. Este último levantó su mano en pánico, soportando el peso del cuerpo de Lin sobre su rígido hombro, mientras sus piernas temblaban.
El traslado de emergencia había causado que la herida se desgarrara gravemente. Jingheng Lin estaba al borde del desmayo, pero su consciencia seguía fuertemente adherida a la red mental.
Permaneció en silencio por un momento para reunir la fuerza suficiente, y después dijo tranquilamente: – No moriré, levántame.
En la antigua era, un traumatismo espinal de tal magnitud por lo regular terminaba dejando paralizada la parte superior del cuerpo de la víctima. Pero en este caso, Jingheng solo perdió el control de sus extremidades por un momento. Su cuerpo continuó deslizándose hacia abajo; su mandíbula cayó en el hombro de Lu, y su nariz rozó su cuello, mientras su débil voz se ahogaba entre su entrecortada respiración.
– ¿Qué dijiste? – preguntó Lu.
– Nada. Con esto... ya estamos a mano.
Solo esa última oración fue lo suficientemente clara, causando que Lu se congelará al escucharla. Entonces, una llamarada de ira se encendió en su pecho. En verdad tenía ganas de decir algunas palabras vulgares. Pero desafortunadamente, con tanto tiempo siendo un profesor, se había acostumbrado a pretender ser un caballero; por ello, su vocabulario altisonante estaba bastante desactualizado. Se distrajo un momento, y ya ni siquiera terminó de escoger alguna palabra para replicar.
Una cápsula portátil de primeros auxilios se deslizó desde la enfermería. Mientras Halcón Tuerto se acercaba a donde estaba Lin, inclinándose para echarle un vistazo.
Las gotas de sudor frío recorrían el rostro de Jingheng Lin, casi formando una capa de agua. Algunas de esas gotitas se posaron en sus pestañas, nublando aún más su vista y haciendo imposible lograr ver algo con claridad.
Halcón Tuerto tuvo que admitir que a pesar de que este tipo, quien fuese el pilar del Comité Militar de la Unión, era un idiota; era un hombre de palabra, y mantuvo su promesa de garantizar la seguridad de Bixing Lu, el sello de tigre que tomó forma humana, aún poniendo en juego su vida.
Esos pensamientos, hicieron que ese traficante de armas se sintiera bastante acomplejado. Normalmente, sí alguien descubría un secreto que había guardado por más de veinte años, Halcón asesinaría a ese alguien. Pero ahora, mirando a Jingheng Lin, solo deseaba que la puerta de ese auto hubiese partido a este hombre en dos partes, así todo se solucionaría.
Aún así, era consciente de que Jingheng no moriría en un momento tan crítico como este.
– No tenemos suficiente material médico, me escuchaste. – dijo Halcón Tuerto, – Solo tenemos las que ya estaban a bordo. Tenemos que ahorrar, ¿cuántas necesitas? Solo dilo.
Para no gastar energía, Jingheng no abrió siquiera la boca. Sino que directamente controló el sistema de radiodifusión del meca a través de la red mental, y con una voz mecánica preguntó:
– ¿Cuántas tenemos?
– Los instrumentos micro-quirúrgicos son apenas suficientes, al igual que el medicamento para traumatismos. Pero los agentes de curación están casi agotados.
– Con la anestesia local basta, solo para unir mis huesos y nervios rotos. No hay necesidad de usar agentes de curación, solo sutura la herida.
Bixing Lu se esforzaba por no tocar la herida. Sin embargo, Halcón Tuerto no era tan gentil. Así que, después de que el paciente dio sus instrucciones, jaló a Jingheng lejos de su titubeante hijo, lanzándolo dentro de la cápsula de primeros auxilios. Rápidamente, comenzó programar en la cápsula el protocolo de primeros auxilios y anunció: – Plasma, antibióticos y analgésicos... Oh, solo nos quedan algunos analgésicos, y ya casi no hay antibióticos.
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Imperfecciones
Science FictionArte de la portada: Solla (Sollamola en Twitter) Escrita por: Priest Traducción voluntaria al español sin fines de lucro.