Capítulo 32

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Vaca nunca fue un buen ciudadano respetuoso de la ley. Además de que la electricidad estaba restringida para el uso de esa vieja base, su prisión privada estaba muy bien construida. Se encontraba escondida en lo más profundo de la base y era como un laberinto, estaba equipada con dos capas de un campo electromagnético que le servía como escudo. Y una vez que sus puertas se cerraran, ni siquiera el más pequeño mosquito u hormiga serían capaces de salir de ahí, mucho menos Vaca.

– Sr. Spencer, ¿podrías "enfermarte" por algunos días? Vendré cuando yo quiera. – Jingheng confiscó todas las armas de Vaca y los guardias y los metió uno por uno en su propia celda. Antes de irse, Jingheng le echó un vistazo a aquella bien diseñada prisión subterránea y le dijo a Vaca: – Este lugar es exquisito. Es una lástima que solo se quedarán unos cuantos días.

Vaca estuvo a punto de explotar en un ataque de insultos. Sin embargo, Jingheng detuvo sus pasos y habló: – Por cierto, no tengo un buen temperamento, así que recuerda escoger cuidadosamente tus palabras.

Vaca no se atrevió a enfurecerlo. Al escuchar esas palabras, Vaca se tragó todas sus blasfemias, al punto de sentir la presión en su garganta. – ¡Espera!

Un segundo después, incluso antes de que Jingheng mostrara algún signo de burla, Spencer sintió cómo todo su rostro se sonrojaba. Esa última línea suya, tenía el tono de un cobarde, haciéndolo parecer una niña; Vaca casi llora de la vergüenza.

Zhanlu, aún en su forma de mano mecánica, levantó uno de sus dedos. – Señor, ha violado una de las cláusulas más importantes del reglamento militar de la Unión: No abusar de los prisioneros. Estimo que las condiciones e iluminación de esta prisión no cumplen con los estándares de la Unión, con lo cual está violando los Derechos Humanos de estos prisioneros. Además, los ha amenazado...

– De acuerdo, – respondió Jingheng sin pensar, – entonces, ¿alguno de ustedes quiere venir para recibir una sentencia?

Zhanlu: – ...

– No hay sentencia, no hay Derechos Humanos. – Jingheng presionó hacia abajo el dedito de Zhanlu, – No registres información innecesaria, ¿quién te enseñó eso? Mira tu dedo.

Debajo de aquella prisión privada se encontraba el almacén donde Vaca guardaba sus mecas, Jingheng Lin y Zhanlu tomaron el elevador para bajar hasta ahí, para encontrarse con aquel meca masivo de tres núcleos; Este tipo de mecas eran llamados "Meca Tres", su cuerpo podría medir un kilómetro de altura y habían sido completamente eliminados del ejército de la Unión desde el año 240 del NCS.

Jingheng: – La última vez que vi un "Meca Tres" fue cuando aún estaba en el Colegio Orquídea Negra.

– En su primer año en el Colegio obtuvo una calificación perfecta en pilotaje de mecas, pero sus calificaciones en otras materias no fueron satisfactorias. – dijo Zhanlu, – El General Xin Lu llamó personalmente al Director para pedirle que retuviera su beca ese año, en pro de la prevención de esa insana tendencia que fomentaba la segregación académica. Pero el Director era un hombre estricto y rechazó al General respaldado por las reglas del Colegio.

– ¿Qué? – Jingheng no sabía eso.

Solo tenía catorce años cuando entró al Colegio, convirtiéndose en el alumno más joven del plantel. Su conducta rebelde causó que varios profesores se quejaran con el General Xin Lu. Después, impaciente por los sermones del General, Jingheng hizo una apuesta con él: si podía ganar la beca, el General Xin Lu debía mantener la boca cerrada durante las vacaciones de verano... Permanecer en "silencio" por dos meses sería una tortura para el General.

Zhanlu trató de contenerse por su antiguo maestro, pero la verdad era cada vez más obvia: – El General Xin Lu realmente se preocupó por su desempeño escolar pero no por ganar la apuesta.

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