CAPÍTULO 15: EL MUSEO

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CAPÍTULO 15 

Edward se despertó cuando notó algo de luz entrar por la ventana, aunque le había costado mucho abrir los ojos ya que sentía una gran calidez que lo rodeaba y le hacía sentirse tranquilo junto a un aroma que lo relajaba y hacía sentirse protegido.

Poco a poco fue abriendo los ojos hasta que encontró el motivo de porque no quería despertar, Oswald seguía a su lado en aquella cama enorme y lo estaba abrazando. Creía que se iría y le dejaría una nota, pero había permanecido a su lado toda la noche, justo como quería.

Sin poder evitarlo sonrió y le besó la punta de la nariz, parecía tan tranquilo justo ahora, volvió a sonreír y se acurrucó en su pecho para seguir disfrutando de aquello hasta que se dio cuenta de algo, ¿qué hora era?

Sin muchas ganas se giró y vio en el reloj del móvil la hora haciendo que se levantara como si tuviera un resorte.

- ¡Ay madre! – exclamó intentando vestirse.

- ¡¿Pero qué...?! – se despertó alarmado el mayor ya que estaba disfrutando de un sueño reparador por primera vez en años.

- ¡Llego tarde a las prácticas! – dijo apurado mientras se ponía los pantalones y la camisa a la vez.

- Son solo unas prácticas – le restó importancia y lo tentó a que volviera con él para seguir durmiendo – Porque faltes un rato no pasa nada.

- Sí que puede pasar. Le prometí a la doctora Thompkins que estaría allí a primera hora – decía mientras se ataba los zapatos.

- Ni que se fueran los muertos a otro lado – rodó los ojos levantándose al fin e intentando arreglarse – Pero si tanta prisa tienes llamaré a alguien para que te lleve – se puso la chaqueta y el monóculo – Así que tranquilo, en coche tardas solo diez o quince minutos, puedes desayunar tranquilamente. ¿Qué quieres tomar? – se acercó al teléfono donde tenía línea directa con el servicio del hotel.

- Pero... si me ven aquí podrían sospechar.

- ¿Crees que mis propios empleados hablarían? Trabajas tú también para mí y sabes lo que conlleva si me traicionas – sacó un cigarrillo y fumó - ¿Qué quieres desayunar? Puedes pedir lo que quieras – volvió a preguntar.

- En ese caso un café solo, por favor.

- ¿Solo eso? Normal que estés así de delgado – marcó al servicio de habitaciones y en menos de cinco minutos ya tenían un carrito el cual lo sirvieron en la mesa con un café, té, una huevera con un huevo medio cocido, una bandeja de surtidos de embutidos y queso, mermelada que por su aspecto parecía ser artesanal y un pequeño cesto con pan recién hecho.

Cuando vio tanto en la mesa, Edward se extrañó ya que él solía tomar solo café y un trozo de pan duro que le sobraba del otro día obligado para tomar su medicación y se lo tomaba en la encimera de su cocina ya que no solía dedicarle mucho tiempo al desayuno, pero parecía que Oswald se lo tomaba con tranquilidad.

- He pedido demás para que comas también – dio una última calada y apagó el cigarrillo.

- Pero si no...

Oswald puso una mano en su mejilla para que le hiciera caso y le besó.

- ¿No te dije que me encargaría de cuidarte? Pues también incluye esto; no vas a salir con el estómago vacío.

- G-gracias daddy – se sonrojó un poco por aquel gesto que le pareció tierno.

Se sentaron frente a frente y sonrieron, era sorprendente la naturalidad que tenían cuando estaban juntos. Edward dio el primer sorbo al café que le había llamado la atención desde que lo olió y se sorprendió aún más por el sabor.

Te encontré (Nygmobblepot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora