CAPÍTULO 5: PARECE UNA CITA

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CAPÍTULO 5

Casi no durmió esa noche, se pasó la noche en vela. Temía que si dormía en algún momento ya no volviera a ser dueño de su cuerpo.

No sabía qué era peor, si el hecho de que no podía dormir o por el hecho de que desde que lo vio no había parado de escucharlo.

Volvió a llamar a su psiquiatra, por desgracia no tenía cita para él hasta el mes que viene así que tendría que estar así por un tiempo más.

- ¿En serio? ¿Tres pastillas de una sola vez? – preguntó molesto ya que en teoría solo podía tomar una - ¿No entendiste que ya no te hacen nada?

- No te han dejado salir así que por mí es ¡perfecto! – exclamó al borde de un colapso por ese estrés.

- Solo dale tiempo – se cruzó de brazos.

Ed le volvió a ignorar e intentó vestirse para ir a clase esperando que se cansara de aquello, pero ahora solo hablaba de todo lo que pensaba hacer en cuanto saliera. De pronto todo cesó cuando sin querer se dio un golpe en el pie con la esquina de la mesa, le dolía tanto que había logrado solo centrarse en su pie hasta que, cuando se le pasó, volvió a ver a Nygma que, a diferencia de él que ya vestía normal, iba con el traje verde que se puso ayer, un sujeta corbata dorado en forma de interrogación y un bombín negro.

- ¿En serio vas a ir así? – le miró cansado y sin sorprenderse mucho ya que su otro yo era mucho más excéntrico que él – Da igual – prefirió volver a ignorarlo – De todas formas nadie te ve – cogió su mochila y se fue a clase.

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- ¿Viste cómo nos comía con los ojos ese viejo verde? – preguntó Nygma mientras Ed estaba tomando apuntes en clase así que no le miró – Pues claro que lo viste – rio suavemente ya que al fin y al cabo eran la misma persona – Yo que tú me aprovecharía de eso, ¿quién sabe? A lo mejor nos da más cosas. No nos vendría mal, así que en cuanto lo veas dile que...

- ¡Cállate! – gritó Ed harto de aquella voz que no le dejaba ni pensar logrando que todo el mundo le mirase.

- Si no le interesa mi clase puede irse – señaló la puerta el profesor ofendido por esa osadía.

- N-no, lo siento señor, ya no hablaré más – se disculpó avergonzado y con la cabeza gacha.

- ¿Para qué te disculpas? Tampoco es que su lección sea la más fascinante del mundo, eso yo al menos lo sabía, aunque claro... tú con lo idiota que eres...

A Ed se le ocurrió algo, no quería recurrir a eso, pero ya estaba harto de su otro yo así que cogió un boli y se lo clavó en la mano izquierda sin que nadie se percatara logrando así que su voz desapareciera por completo ya que ahora su cerebro lo único que estaba haciendo era transmitirle el fuerte dolor que se había provocado.

El dolor era insoportable, pero era la única forma que se le ocurrió para callarlo. Necesitaba ver a su psiquiatra lo antes posible o si no se volvería más loco de lo que estaba.

La mañana se volvió insoportable, no recordaba cómo pudo aguantar casi toda la secundaria con aquella molesta persona a su lado, constantemente tenía que comentar todo lo que veía o hacía, siempre lo sabía todo, y según él, su método era el mejor así que cuando se hartaba de ello hurgaba su herida. A pesar de que dolía bastante y que tenía cada vez más probabilidades de infectar la herida era mucho mejor que escuchar esa insoportable y estridente voz.

Las clases al fin se habían acabado así que, en vez de ir a la biblioteca para estudiar y aprender más, fue hacia otra dirección mientras lo seguía Nygma.

Te encontré (Nygmobblepot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora