15. tacos!

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Lizzy y Gerard se despidieron hace unos minutos y Josh dijo que está en camino, como lo prometió ayer. Quedamos en que vendría a la salida del colegio para que podamos hacer algo. Todavía no tenemos un plan, pero ya encontraremos que hacer. Así que aquí estoy, esperándolo bajo un árbol. No puedo evitar estar inquieto, la idea de estar con él a solas es... ¿Algo nuevo? Por suerte el otro día, cuando me llevó a casa, no fue incómodo, hasta quedamos para juntarnos, ambos, sin nadie que nos acompañe. No creo que las cosas salgan mal.

A lo lejos veo un cuerpo acercándose, corriendo, no creo que sea Josh. Pero si, es él, que raro, creí que vendría en auto. Noto que nuestra distancia se acorta cada vez más mientras visualizo lo que trae puesto; un jean negro, algo común en él, acompañado de una campera verde que se ve muy abrigada.

—Tyler —suelta un poco agitado en cuanto llega al árbol—. Creí que no llegaría.

—Pero lo hiciste —menciono algo divertido.

—Por suerte —dice para luego suspirar con la cabeza hacia arriba— ¿Cómo estás? Caminemos.

—Todo bien ¿Y tú? —respondo mientras lo sigo.

—Bien también. Me castigaron por lo de la suspensión, una semana sin auto —explica Josh, y yo no puedo evitar sentirme culpable.

—Que mal —añado sin saber qué otra cosa responder.

—Sí, igual esperaba un castigo peor.

—No mereces un castigo igual.

—No lo sé ¿Qué quieres hacer? —cuestiona el joven que me acompaña mientras cruzamos la calle, ya fuera del centro educativo. Yo sólo encogí los hombros como respuesta.

—A ver, déjame pensar —dice Josh, volteando para verme directo al rostro—. Tienes cara de que te gustan los tacos ¿Te gustan los tacos?

—Sí —afirmo casi instantáneamente. La verdad amo los tacos, creo que es mi segunda comida favorita.

—Entonces sé a dónde ir —dice mientras formula una bella sonrisa—. No queda muy lejos de aquí.

—¿En dónde?

—A unas cuadras —responde dudoso—. Junto a un parque que siempre está vacío, no sé si conoces. Podríamos comer ahí, el restaurante siempre está lleno y eso es lo único malo. Pero podemos esperar, si quieres.

—No, no. Yo no tengo problema.

—Está bien, luego veremos —dice Josh. Luego de unos segundos en silencio, señala hacia el frente con su mano—. Mira, ya casi llegamos.

Ahora nos toca cruzar la calle. Ambos volteamos a nuestros lados, para asegurarnos de no acabar en un accidente. Después miro hacia el lado contrario y, por accidente, chocamos nuestras miradas con Josh, como si el momento perfecto se estuviera dando justo aquí, ahora. Nos encontramos frente a frente, pero rompo el contacto luego de unos pocos segundos. Él ríe por eso.

—Y llegamos —menciona el peliteñido en cuanto nos paramos en la entrada del restaurante mexicano—. Entremos para ver si hay lugar.

—Está bien —confirmo y eso hacemos, cruzamos la puerta del lugar y visualizo todos los lugares ocupados—. Creo que estabas en lo correcto.

—Yo nunca me equivoco —responde Josh, con un tono burlón.

—P-podemos pedir para llevar.

—Exacto, ven —me indica el joven y lo sigo para dirigimos nuevamente hacia afuera, en donde hay un carrito que vende para llevar.

—¡Hola Tom! —saluda mi acompañante al hombre que nos atiende.

prove me wrong; joshler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora