Parte 22

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Cato POV

Las hojas de los árboles se funden en los troncos, todo a mi alrededor se mimetiza con el resto del paisaje. Estamos en un cuadro bajo la lluvia, los colores se mezclan, las figuras pierden forma y densidad. Antes de perder toda sensibilidad me aferro a la mano de Clove por temor a perderla en la ilusión del veneno de rastrevispulas.

—¿Dónde vamos? La Cornucopia esta en dirección contraria— pregunta la voz preocupada de Clove, mientras tira de mi brazo para hacerme girar

—No vamos a la Cornucopia. Marvel y Nickel estarían extasiados por tenernos inconscientes y a su merced.— afirmo sin asomo de duda, ahora ellos dos están en la posición más vulnerable de la alianza. Marvel esta solo, aun es una herramienta útil para cazar unos cuantos tributos pero no es indispensable. Él también debe de saberlo, nos matará en cuanto tenga una posibilidad— No permitiré que muéranos de esa manera ¿Cómo estas?

—Mareada, desorientada… tal vez me desvanezca en unos minutos— responde Clove sonando un poco alarmada

—Yo también. Debemos encontrar un lugar donde escondernos— comento más para mi mismo.

Tropezamos con cualquier obstáculo, una raíz, una roca, árboles que pensábamos que estaban mas lejos de nuestra posición. Encontramos una cueva oculta tras frondosos arbustos, y es nuestro primer respiro de alivio desde que despertamos sintiendo los aguijones de las rastrevispulas. Clove se desploma en el interior de la cueva inconsciente en solo cuestión de segundos mientras intento de pelear contra los efectos del veneno.

¡Es imposible!

El miedo por dejarnos en esta posición tan vulnerable hace que el efecto terrorífico de las alucinaciones se incrementen. La entrada de la cueva se magnifica dejándonos a plena vista, la chaqueta de Clove la envuelve por completo como si fuera un capullo, el musgo en el suelo empieza a crecer en mi mano….

……………………………

—Cato. Cato despierta—susurra Clove cerca de mi oído. Me siento y pongo mis manos sobre los ojos por miedo a observar la misma distorsión de realidad, pero no hay nada ahí, el efecto se ha desgastado. Solo veo a Clove con una expresión de preocupación.

—¿Qué sucede?— le pregunto alarmado

—Nada, solo …. — responde con tristeza— No despertabas, verte asi me hizo recordar.

—Estoy despierto ahora— le contesto a modo de consuelo, mi verdadera reacción sería tomarla entre mis brazos y sonreír porque ambos estamos vivos a pesar de haber quedado inconscientes en medio del bosque. Siento los dedos de Clove enlazarse con los mios, intento de buscar alguna clase de explicación a este gesto pero ella simplemente mira fijamente la entrada de la cueva como si nada sucediera.

—Solo pasaron unas cuantas horas. Deberíamos regresar a la Cornucopia al amanecer, solo tengo una daga y tu estas desarmado—Anuncia secamente

Clove POV

La temperatura en el interior de la cueva es mucho mas baja que en el exterior, medito por unos minutos si sería mejor abandonarla podríamos morir de hipotermia, pero quedaríamos completamente desprotegidos. Estamos sentados sobre una alfombra de musgo, nuestra ropa esta húmeda a causa de esto, y el frio que siento parece instalarse en lo más profundo de mi cuerpo.

—¿Tienes mucho frio?— pregunta Cato al observar como froto mis brazos para intentar de hacer resurgir mi calor corporal

—Si— respondo sin la mas mínima intención de mentir— ¿Acaso no te estas muriendo de frio tu también?— pregunto pero en lugar de recibir palabras como respuesta, recibo acciones. Cato se pone de pie y se ubica a mis espaldas, se sienta dejando sus piernas a lado de las mias mientras me abraza por detrás

—No me abofetees.— me advierte—Podremos mantener mejor algo de calor  de esta manera— se explica brevemente.

Juego con mi daga en la mano sin quitar la vista de la entrada a la cueva por un segundo, quien sea el que asome su cabeza por allí terminara siendo parte de mi juego de puntería. Despues de unas horas, siento el cuerpo de Cato encorvarse aun mas sobre el mio, su pecho presionando en mi espalda y su mentón descansando en mi hombro y repentinamente un bufido de exasperación

¿Un bufido de exasperación? ¿Qué fue lo que hice ahora?

—¿Y a que se debe eso?

—Realmente has perdido la cabeza, me voy a morir Clove. Voy a morirme en uno o dos días y aun asi vas a seguir empeñada en castigarme por no despertar antes.— responde cansado

—No estoy castigándote. Estoy intentando de seguir fuerte para que no te mueras, como acabas de decir—respondo en tono sarcastico

 —Entonces deja de lado el papel de profesional al menos por unos minutos. Vuelve a ser la misma chica que conocí la que amo—susurra con tono melancólico

—Ya no soy esa persona

—Me agradaba esa persona, era dulce, tierna, ingeniosa, diferente. Esa persona me amaba como yo la amo—siento como la piel de su rostro acaricia mi mejilla, como su mandíbula se mueve gentilmente sobre mi hombro, casi tan gentil como cada una de sus palabras.

—No soy esa persona.— repito una vez mas pero en un momento de debilidad dejo que escape una verdad irrefutable de mis labios— pero aun te amo.

Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que por fin siento como Cato se mueve ligeramente a mis espaldas e inesperadamente me besa. Primero sus labios besan suavemente la comisura de mi boca, reconociendo el terreno que él cree hostil, pero cuando mi cabeza reacciona por si misma y asume un ángulo para darle completo acceso a mis labios él se deja llevar y me besa con insistencia ¿Qué estoy haciendo? ¿No debería bajar la guardia? Esto solo hará las cosas mucho mas difíciles… Sin embargo a pesar de que mi cerebro lucho inútilmente por unos segundos, concluyo que puedo rendirme por una noche, puedo permitirme explorar la felicidad que podría haber tenido durante una vida durante unas cuantas horas. 

Los Trágicos Amantes del Distrito Dos: Cato y Clove (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora