La historia se repita nuevamente. Ella estaba tan anestesiada por su propia alegría que todos sus sentidos habían bajado la guardia por completo ¿Cómo podría haber predicho que esto pasaría? Estaba tan desprevenida, que nunca existió la oportunidad de defenderse, y al final de cuentas ¿como lo haría? Las horas entrenando para que la historia de la chiquilla golpeada no sucediera nuevamente fueron en vano. La idea de gritar por ayuda cruzo su mente brevemente, pero no tenía caso, no había nadie que pudiera socorrerla. Clove intentó huir, no estaba tan lejos de su casa y tal vez ella sería mucho más rápida. Corrió lo más rápido que pudo, sin embargo el muchacho logra tumbarla contra el suelo. Demian la voltea para que la chica pueda verlo con claridad.
“¿Por qué tan rápido preciosa?” Le pregunta Demian sosteniéndola con fuerza
“¿Por qué?” es lo único que atina a responder.
“¿Por qué? Eres mía, no tengo que tener una razón para hacer lo que quiero contigo” responde el muchacho acercando su boca al oído de Clove.
“¡Estas loco!” Exclama Clove sin importarle las consecuencias. La golpiza se daría a cabo de cualquier manera así que no había razón por la cual ahorrarse las palabras.
“No, no, no. ¡La que estas loca eres tu! ¿Como crees que me he sentido todo este tiempo mientras estabas con ese otro?” El muchacho parece estar completamente desequilibrado inmerso en una fantasía que lo involucraba directamente con ella “¿No me respondes? Esta bien, te tendré que obligar a que me des una respuesta” Un puñetazo impacta con violencia en el rostro de la muchacha, pero era tan solo el primero de un centenar.
Cuando Demian parece cansarse de golpear el magullado cuerpo de Clove la libera, pero antes de hacerlo le planta un beso en la boca.
“Recuerda que me perteneces y si te tengo que mandar al infierno para que no seas de otro lo hare sin dudarlo”
Las lagrimas corren por el rostro de Clove, que peculiar es recibir el dolor como si fuera un viejo amigo. Sus heridas recién provocadas por la violencia de Demian parecen ser las mismas de cuando era pequeña. Si tan solo hubiera permitido a Cato venir conmigo, pensaba mientras buscaba la manera de ponerse de pie. Una voz en su cabeza le murmuraba, que fue mejor asi, Demian esta claramente desquiciado tal vez lo hubiera matado.
A la mañana siguiente Cato esta completamente nervioso, no ha visto a Clove desde la noche anterior y ella no acudió a verlo como lo habían acordado ¿Acaso se arrepintió de todo lo que había pasado? No, eso era imposible, la muchacha le había demostrado lo mucho que lo quería la noche anterior, como podría arrepentirse de tanto amor.
La plaza principal empieza a llenarse, a él le resultaba bastante tedioso tener que estar obligado a asistir solo por una mera formalidad, ya todos sabían quien se ofrecería como tributo de todas maneras. Las niñas estaban en una formación distinta a la de Cato y por eso le resultaba mas difícil poder encontrarla. Su corazón se detiene por unos segundos cuando solo por casualidad la descubre en la multitud. Estaba completamente irreconocible, el labio partido, un hematoma que cubre la mitad de su cara, camina encorvada agarrándose las costillas, y la expresión de dolor de su rostro no desaparece ni por un segundo ¿Qué le sucedió?
Cato espera impaciente a que termine la ceremonia, y cuando se acaba no espera ni un segundo mas para salir disparado hacia ella.
“¿Que te paso?” le pregunta evitando tocarla aunque desea intentar de cuidar cada una de sus heridas. Era posible que su madre la haya golpeado por regresar tarde ¿pero hasta que punto llegaba el salvajismo de esa mujer?
“Perdón, estaba distraída y…. y…. Demian me esperaba, yo-yo trate de huir pero…” balbuceaba Clove con nerviosismo. Ella sabia que Cato no lo dejaría pasar pero no quería que lo enfrentara, quien sabia hasta que grado se extendía la locura de aquel muchacho. “No vayas tras el esta completamente loco quien sab…”
“Lo voy a matar en cuanto lo tenga en frente” murmura entre dientes Cato mirando hacia todas las direcciones posibles esperando encontrarlo. Demian con los años seguía siendo la misma basura abusadora que de niño. Su padre le permitía hacerlo golpear a cualquiera para obtener lo que quisiera. En innumerables ocasiones tuvieron problemas con los agentes de paz, fue solo después de que su padre recibiera amenaza directa de ser convertido en un avox que empezaron a ser mas discretos con los ataques. Clove tomaba de la mano de Cato con mucha fuerza.
“Esta loco. Me beso, dijo que le pertenecía…. Prométeme que no lo buscaras” le espeta la muchacha con firmeza “¡Promételo!”
Cato no puede negarse a su petición, no en el estado en el que ella se encontraba. A pesar de lo mucho que le duele hacerlo, le hace una promesa que no cumpliría.
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Los Trágicos Amantes del Distrito Dos: Cato y Clove (Reeditando)
FanfictionEsta es la historia de los verdaderos amantes trágicos de los 74 Juegos del Hambre.