14.Caos

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Tipo de narrador: Omnisciente.

Era una noche fría, las calles se hallaban desoladas, nadie se encontraba fuera de casa.

De camino a su departamento, después de ver a Jade, Davina emprendió su camino. Eran aproximadamente las 2 de la madrugada, sí, era realmente tarde para volver caminando a casa sola, pero ella pensó que eso le serviría para despejar su mente y relajarse.

Le faltaban 5 cuadras para llegar, cuando comenzó a sentir pasos tras ella, los pasos eran múltiples. Eran 4 chicos ebrios, los cuales buscaban a su próxima presa; eran de esos chicos narcisistas, egocéntricos que solo pensaban en pasarla bien, sin medir sus consecuencias y que estar ebrio sería justificación por sus actos. Su próxima víctima desafortunamente sería Davina Bowie, la cual sufriría un daño que la marcaría de por vida.

Los chicos la tomaron en sus brazos de forma desprevenida cuando intentaba correr y la arrojaron en un oscuro y asqueroso callejón, una vez allí acorralaron a Davina a lo que ella dijo:

–Por.. por favor, no... no me hagan daño– Suplicaba sin saber que hacer, con temor de lo que podía llegar a sucederle a mano de ellos.

Ya no le quedaba de otra que rogarles que pararan, estaban demasiado cerca como para esquivarlos y correr para perderlos de vista.

–Oh, bonita, tranquila, no te haremos daño, sólo debes complacernos y te dejaremos, ¿Cierto chicos?– Todos asintieron ante la interrogante.

Davina temblaba de miedo, no podía huir, pero no paró de luchar mientras dos de esos chicos la sostenían e intentaban mantenerla inmovilizada.

Un grito ahogado salió de ella

A...Ayuda, por favor, ayúdenme– Sus lágrimas empezaron a caer deliberadamente provocando un sabor salado en su boca cuando unos de ellos abofeteó su mejilla haciendo que palpitara de dolor

–Shh, bonita, no te asustes o dolerá– El tono lleno de morbo que uso aquel chico frente a ella, encendió sus alarmas internas, parecía que él disfrutaba con sus ojos fríos verla sufrir, llorar, disfrutaba ver el miedo en su mirada. Empezó a retorcerse bajo el agarre de aquellos chicos y a tratar de morder la mano del que había cubierto su boca para impedir que pidiera ayuda siquiera, pero todo intento por gritar se fue cuando su vestido fue levantado, sus bragas apartadas y dos dedos la penetraron profanando su cuerpo al ser introducidos en seco, causando que Davina sollozara bajo la intromisión de su primer victimario, su garganta emitía gemidos de dolor que quedaban ahogados en la palma de aquel chico, del cual nunca supo su nombre. Cuando su primer verdugo pudo satisfacerse él mismo tocándola a su antojo, le dio paso a uno de sus amigos, el cual introdujo 3 dedos en su canal, causando un dolor palpitante en el mismo, ella gimió por el movimiento de los dedos de chico. Aunque sólo era la reacción de su cuerpo ante el tacto. Ella sin duda no lo estaba disfrutando. Así como los primeros dos chicos, pasaron los restantes y cuando se sintieron satisfechos, la dejaron allí, tirada, sola.

Davina se sintió sucia, asqueada de su cuerpo por lo que acababa de pasar. Sintiéndose así, con arcadas en su garganta amenazando con salir de la misma, marcó el único número de la única persona que podía hacerla sentir segura en ese momento.

"André... Llamando..."

Al tercer tono André contestó

–¿Davina?, ¿Pasa algo?, Son las 2:30 de la madrugada, ¿Qué haces despierta a esta hora?

Yo...yo, Ven por mí, André, no... no me siento bien, por favor– Su voz era un susurro producto de la resequedad de su garganta por las lágrimas derramadas durante el ataque.

Mi Divino Tropiezo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora