10. Arrepentimientos.

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Davina

Al sentir sus labios sobre los míos, me tensé pues fue una evidente sorpresa para mí que hiciera eso. Pero en cuánto se distanció rompiendo así el beso, me sentí vacía, cómo si algo me faltara y estaba muy segura que lo que me hacía falta era el sentir sus labios sobre los míos, así qué arriesgando todo a ser rechazada, me abalancé sobre él y uní nuestros labios creando un profundo, el cual tenía un sabor a anhelo, deseo, pero sobre todo, a él comienzo de una nueva historia y no cualquier historia, nuestra historia.

Al sentir el beso, André, se tensó un poco, antes de responderlo con la misma efusividad que la mía, al cabo de un rato de estar besándonos, tomamos distancia en busca de oxígeno para nuestros pulmones y luego retomar el choque de nuestras bocas con más avidez que el anterior. El beso fue subiendo de tono poco a poco, hasta acabar sentada a horcajadas sobre él, contoneándome suavemente sobre su entrepierna hacia adelante y hacia atrás. Al no poder más con esa incesante tortura, le di vía libre, permitiendo así que este me levantara cual pluma y llevará hasta la habitación, sin aún romper el contacto de nuestras bocas.

–Estás segura de esto?– Preguntó con cierto temor en su voz, asentí en modo de respuesta- No quiero que luego te arrepientas de esto, vale?

–Podemos hacer otra cosa, en el mismo ámbito, si quieres– Dije algo perdida por las sensaciones que me abarcaron en ese momento.

–Claro– Accedió con una sonrisa sincera, sus ojos estaban llenos de deseo y devoción hacía mí, lo cual tornó mi rostro color escarlata.

Retomamos el ritmo que llevábamos, en el mismo tono en el que lo dejamos y cuando estaba a punto de comenzar su trabajo en mi entrepierna, nos interrumpieron. Tocaron la puerta cortando así el momento y no me fue necesario llegar hasta la puerta, para saber de quién se trataba, pues fuertes golpes me indican que se trataba de mi ex-novio, Nikolay.

–Ash, espera acá, ya vuelvo, si?– Le dije a André, prácticamente rogando porque Nikolay no lo veo y haga una escena.

–Está bien, te esperaré aquí– Y con eso sentí que respiraba nuevamente.

Al abrir la puerta, encuentro a Nikolay con unas flores, petunias para ser exactos.

–¿Qué quieres, Nikolay?– Espeté exasperada por la interrupción de mi momento con André.

–Sólo, venía a pedirte una nueva oportunidad, te prometo que ésta vez no lo arruinaré, por favor,regresa conmigo– Dijo casi al borde del llanto, con ojos cristalizados, pero yo sabía que sólo me estaba manipulando, así qué con muy poco tacto o filtro a la hora de hablar le dije:

–No quiero volver contigo, sé que sólo me estás manipulando a tu antojo, así qué sal de mi vida y no vuelvas– Y con eso cerré la puerta en su cara y coloqué el seguro de la misma para que no intentara entrar.

Al entrar de nuevo en la habitación, André se encontraba recostado en mi cama admirando el techo, acción muy peculiar la cual llamó mi atención. Me recosté junto a él para ver qué observaba y al no encontrar aquello que miraba le pregunté.

–¿Estás bien?, ¿Qué observas?– A lo que él, sólo se encogió de hombros como señal de estar viendo a la nada misma, giré para así quedar acostada sobre su abdomen– ¿Quieres hacer algo, André?, ¿O nos quedamos así por tiempo indefinido?

–Sí, me resulta relajante tenerte así, conmigo– Confesó suspirando.

Y así pasamos la noche, conversando, riendo de algunos chistes al azar y observándonos el uno al otro, por largo rato. A eso de las 2:00am, me quedé dormida sobre su abdomen. Al despertar, André me miraba mientras acariciaba mi cabello y sé que debería estar llena de arrepentimientos por pasar la noche con él, pero no era así y nunca lo sería.

–Buenos días, dormilona– Su voz ronca y ojos un tanto achinados al despertar, le otorgaban un aura relajante, despreocupada. Estaba segura que quería pasar mi vida junto a él, pero eso podía esperar porque necesitaba que él me demostrara que en verdad me quería en su vida y poder arriesgarme.

André.

Mi despertar con Davina, fue todo lo que esperaba. Verla dormir, tan inocente, cautivadora, me llevo a acariciar su cabello, para así susurrarle cuánto la quería, justo después de decirle eso, despertó, estaba alarmado porque pensé que había escuchado mi estúpido te quiero, pero no, sólo se refregó los ojos y me sonrió. Juré que ahí, justo ahí, que quería pasar mi vida junto a ella y despertar cada mañana así.

–Buenos días, dormilona.

–Buenos días, André– Su sonrisa era lo más hermoso que ví en toda mi vida, pero eso ya se lo diría en su momento.

–¿Tienes hambre?– Su pregunta sonó tan natural, que me incentivó a dar un asentimiento tímido, sí, tímido. Estaba siendo tímido con la chica con la cual acababa de despertar– Entonces, vamos, prepararé algo para el desayuno.

Al ir camino a la cocina, revisé mi teléfono, vi que tenía 10 llamadas perdidas de Alice, así que decidí terminar con esto de una vez por todas. Al tercer tono, Alice, contestó mi llamada.

–¿Dónde demonios estás, André?– Su pregunta me tomó totalmente por sorpresa, porque sonaba realmente molesta.

–En el hotel, dónde te dije que estaría– Realmente no debí decir eso, pero, en mi defensa, no sabía lo que se aproximaba para mí.

–¿Muy seguro?, Porque acá estoy, en el hotel dónde me dijiste que estarías, pregunté por tí en la recepción y nunca llegaste a pasar la noche. ¿Con quién demonios andas?

–¿André?, ¿Pasa algo?, Estás pálido– Preguntó Davina, justo antes de que me desmayara.

                   
Nota de la autora: Disculpen el retraso con el capítulo, había tenido fallas técnicas 😉, nos vemos en el siguiente capítulo amores, los quiero.

Mi Divino Tropiezo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora