Capítulo 10.

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Pecados.

Alessandro.

Es imposible saber cuando tomas las decisiones correctas, simplemente las haces y luego reaccionas ante lo bueno o lo malo, básico en la vida de cualquiera.
Pero uno se conforma con aceptar lo que se viene.

Unos años atrás leí que todo está en la perspectiva del cerebro, decían que si quieres sentir tu sangre, podías sentirla...
Si quiere sentir tus huesos podías sentirlos...
Ahora mismo mis huesos contraían mi cuerpo haciéndome daño.

¿Era tan complicado amar?

¿Por qué la vida tenía que ser tan dura con alguien que no actuó de mala forma?

Me sentía ignorado, una semana haciendo llamada tras llamada. ¿Acaso soy tan malo como hombre o amigo?

Quizás... Quizás mis palabras no fueron las correctas, o por algún momento ella se sintio incómoda.
Asi se sentía ser rechazado por primera vez... Creo que me gusta.
Me siento ridículo al estar detrás de una chica bastante menor que yo, con casi 30 años debería ponerme al punto de la madurez pero no es posible.

—Señor, ¿Desea que le traigan su café?

—No, gracias —sonreí— ¿Sabes dónde está Isabella? No viene a trabajar desde hace una semana.

Ella se removio incómoda en frente de mí y trato de abrir la puerta.

—No creo que...

—Dime o te llevarás un buen descuento —hablé de buena forma sonriendo.

—Creo que está con su hermano, la última semana estuvo trabajando con él.

—Pero él no es su jefe —miré el cuadro que se encontraba en alguna se las repisas.
Mi hermano me estaba sacando canas de colores inconcientemente.

—Realmente no lo sé... —susurro avergonzada—. Si desea puedo verificar con ella

—No, no... Estaré fuera por unas horas, si llaman para agendar citas estaré libre en dos días, cenas no pero si llaman de la editorial no dudes en llamarme —tomé las llaves de la camioneta y me despedí con un leve asentimiento con la cabeza.

No sé como estaba pasando está secuencia, hasta creo que me estoy adelantando mucho de lo que debería ser un cariño formal. Además, no esta bien visto ante la sociedad mediática.
No es egocentrismo pero soy una persona conocida, mi carrera podría bajar así como subir solo por personas envidiosas y lo que sigue.

El tiempo en Inglaterra fue increíble, pero cada vez más amaba las calles en donde me rodeaban edificios altos.
En un semáforo, marqué su número repetitivas veces hasta que en la tercera llamada contesto.

—¿Mhm?

—¿Isabella está contigo?

—Aja, ¿por?

—¿Dónde están?

—Alessandro, ¿Para qué llamas? Estamos trabajando... Si no te importa —no dejé que terminara.

—Necesito hablar con ella ¿Dónde están?

—¿Sabes? Realmente no me importa si tienen una relación o simplemente es algo fugaz y ya pero no quiero que eso influya en el desenvolvimiento de Isabella respecto al trabajo y mi reputación.

Corté simplemente porque ya habían pasado los minutos suficientes para localizarlo, no era tan astuto como los demás pensaban.

No tenía ningún discurso, ni mucho menos palabras de adoración. Probablemente para ella fue solo un beso y le da igual, yo no soy así... Cada que pasa un evento importante yo lo pienso a cada minuto.
Ahora mismo, pensaba en aquella vez que nos besamos y como sus dedos cálidos tocaban mi espalda desnuda.
A tres cuadras, estaban ubicados en una cafetería...

El Camino A Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora