Capítulo 4.

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Renacer.

Isabella.

Ciclo de la vida, naces, creces y todo lo demás, pero nadie dice como son las cosas en realidad porque no quieren asustarnos.
«Entonces retrocedamos.»

El ciclo de la vida es así...
Nacemos siendo unos bebés indefensos sin idea de lo que vendrá, crecemos con protección de los padres, vamos a la primaria, el cual es un nuevo mundo para nosotros porque aún no sabemos con exactitud todo, sin embargo nuestros padres nos dejan y tenemos que adecuarnos a las medidas.

Luego pasamos a secundaria, momento en donde debes saber aprender de ti mismo para no caer en manos de otros, debes saber que si caes nadie más te va a levantar, cometemos errores y de una forma u otra tenemos que aprender de ellos.
Entonces para ese punto llegamos hacia donde estoy, la universidad.
Donde más debes poner los pies bien firmes en la tierra porque ya todo cambia, pocas son las amistades, estudias con aún más fuerza para ser alguien en este mundo, alguien que marque las vidas de todos.
La universidad se mezcló con el trabajo y ahora ya no solo tienes una responsabilidad, ahora tienes más de tres.
Comienzas a luchar y batallar desvelandote horas y horas por un examen que si no estás bien preparado terminas reprobando, pero nadie quiere eso, ¿cierto?
La adultez, básicamente eso aún no lo sé pero observo y veo que tan difícil es.

En fin, la vida es como un juego, mientras más creces, más subes de nivel.
Hay niveles fáciles, difíciles y así sin omitir nada, claro está.
Entonces nos llegamos a preguntar...

¿En serio debemos luchar tanto para eso?
La repuesta es, sí.

Daba círculos en el pasillo mientras tenía el puño cerrado con fuerza.

—Pero no lo entendiendo, estuve haciendo mi trabajo perfectamente. ¿Por qué me está botando?

Era increíble la mala suerte.

—Ya te lo dije, es recorte de personal... El restaurante no esta llevando buenos ingresos.

Rodé los ojos mientras me ponía el teléfono en la otra oreja.

—¿Recorte de personal? Tiene menos de 10 empleados ¿Y hace un recorte de personal?

—Lo siento, ya está hecho, tú último sueldo te lo depositaré está semana.

Estaba tan enojada que simplemente ignore sus últimas palabras y le colgué sin decir nada.

—Me despidió —tenía la mirada en el teléfono que estaba entre mis manos y empecé a jugar con el.

—¿Qué?¿Te dijo por qué? —preguntó reincorporandose de donde estaba.

—Recorte de personal —hice comillas con mis manos y me apoyé en la pared.

—Te ayudaré no te preocupes —trato de calmarme.

A estas alturas iba a ser difícil encontrar un trabajo igual o mejor.

—¡Pero ese trabajo era perfecto! Claro, sin pensar en el terrible jefe.

—No importa, habrá otro mejor.

—No lo creo —bufé y me cruce de brazos.

—¿Por qué no aceptas el trabajo con el señor Mitchell? —preguntó mientras abría su barrita energética.

—¿Por qué tendría que aceptar?

—Ehhhh, ¿Por qué es un trabajo fácil? —se encogió de hombros.

—Sé que es un trabajo fácil pero ya suficiente tengo con lo que pasó, además es un mal educado, nunca pidió disculpas por lo sucedido.

—Pero dejando todo atrás, es un tema profesional, que te importe muy poco él, creo que solo es una hoja recibes tu pago y ya.

El Camino A Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora