Capítulo 11.

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Un lugar lejos de todo.

Isabella.

Me revolvía en el pupitre sin ideas ni fundamentos para escribir al menos un párrafo.
Miraba hacia al rededor y de no ser por Thomas estaría sola con el incómodo y aterrador silencio que este salón dejaba.

Hasta el momento solo tenia pocos párrafos, mi meta eran cuatro mil palabras pero si seguía asi no llegaría ni a un aproximado.

«Nuevas especulaciones y patrañas hacia el empresario Mitchell O'Sullivan.
Tuve la magnífica oportunidad de conocerlo en lo profesional, realmente todas las falsas acusaciones son una falta de respeto hacia un hombre tan prestigioso.

Lastimosamente juzgamos a las personas por su fortuna y actitudes, sin antes averiguar su verdadera entidad... Esa entidad que solo él la entiende a la perfección»

Podía escribir historias cliché que tengan mucho romances, suspenso y hasta incluso tragedias... Pero era difícil hacer un artículo mintiendo sobre una persona. Tampoco me importa su vida y no desearía saberla pero cumplo con algo para luego huir como una cobarde gracias a que su nivel de escándalos no es mi gusto como para andar metida con él.

El silbido me hizo apartar la mirada de los papeles, este se entrecortaba debido a que Thomas paraba para mascar el chicle que tenía en la boca. Se veía tan lindo, que casi tuve que voltear la mirada para no seguir pensando en eso.

—¿Hoy me acompañas? —susurre perezosa.

Su mirada se dirigió a mí para hacer una mueca de disgusto.

—Mmm no lo sé, ver personas aburridas me colma la paciencia.

—Por favor... —susurre—. Luego necesito que alguien me lleve al departamento, mis pies duelen por lo tenso que esta mi cuerpo.

Murmuró groserías para si mismo, luego levantó las cejas y negó con la cabeza fastidiado

—Yo dije que descansarás... ¿Y qué es lo primero que haces? Pues desarreglo, también estoy cansado de que no me hagas caso.

Él tenía razón, en los días que estuve con Mitchell casi ni descansaba porque a penas salía de la universidad iba a las empresas... Un completo dolor de cabeza, incluso había hecho desarreglo en mi alimentación.
Era algo totalmente irresponsable de mi parte pero quería terminar rápido.

Puse mi rostro suplicante mientras me encorvaba para hacer más realista mi drama.
Este solo hundió los labios mientras aceptaba con la cabeza.

—Pero solo te llevaré, luego tengo que ver algunas cosas —se levantó.

Acepté ya que, si no lo hacía, nunca más me iba a ofrecer algo.
Con paso largo comencé a seguir a Thomas que ya había caminado hasta la puerta esperándome.

Como una anciana, caminé a su lado lentamente agarrándome de su brazo... Era como un oso suave a pesar de tener repleto su abdomen por cuadros duros.
Otra cosa que compartíamos, eran los gustos por los autos, como lo había dicho a mí me encantan y al parecer a él aún más. Desde antiguos hasta los más modernos... Era nuestra adoración.

—Sin malograr los asientos ni las esquinas, papá acaba de traerlo del taller.

—Si pues dile a tu papá que se relaje un poco, estoy muy cansada como para seguir reglas innecesarias —abrí la puerta e inmediatamente me senté, haciendo que mi trasero caiga en un cómodo asiento— ¡Joder, aquí puedo dormir!

—Sí, bueno no babees que luego no da gracia limpiar tus babas todas pegajosas.

Sin hacerle caso encendí la radio para escuchar alguna canción del momento.
Los edificios siempre fueron mi adoración, somos pequeñas hormigas entre ventanales grandes y brillosos formadas por las manos del hombre, cada vez me sorprenden más... Aunque claro, siempre necesitamos un descanso de tanto humo y tráfico, sería lindo vivir en un campo sin internet, solo yo y el sol alumbrando mi rostro.

El Camino A Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora