Capítulo 13.

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¿Simple atracción?

Isabella.

Todos deberíamos guardar los recuerdos en un frasco de vidrio, porque mientras pasa el tiempo nos olvidamos de aquellos momentos mas felices que marcaron nuestras vidas de la mejor forma.
En cambio, los momentos tristes perduran para siempre y eso es lo que más duele.

Vivir y llorar, dos acciones fundamentales para estar de pie exponiendo una sonrisa frente a cada una de las personas, por lo que... No todos somos tan fuertes en tiempos de tormenta.

Mi tormenta empezó desde hace mucho y ahora empeoró.

—Vamos... Levántate por favor —escuchaba sus sollozos—. Ya paso un mes, y te acompañe en tu dolor pero debes seguir adelante, demostrar que eres fuerte.

—Podría caer en cualquier instante —respondí con la boca seca, me dolía tanto el corazón.

—Tienes trabajo por hacer, Alessandro viene casi todos los días y Mitchell —suspiro con recelo—. Mitchell no dudará en decirte de cosas cuando te vea.

—Thomas, ¿Cómo quieres que siga adelante? Él ya no está.

—Hazlo por él, siempre sintió orgulloso por ti, Isabella.

Había perdido la cuenta de las muchas veces que Thomas insistía para que me levantará de la cama y yo era terca prefiriendo perder mi postura y terminar sin lágrimas pero este dolor no se comparaba con nada en el mundo, era un dolor que perforaba mi pecho.

Me levanté sintiendo el leve mareo de estar por mucho tiempo con la cabeza en el limbo, sin decirle algo empecé a buscar algo decente para no verme tan bajoneada ni triste, a veces las personas suelen utilizar nuestras emociones para destruirnos, yo no quería eso.
Había estado tan despreocupada que Thomas me termino de ayudar, ni siquiera tenia el valor de cambiarme bien. Era como alguien inexistente.

—¿Te llevó? —pregunto rascando su brazo con rapidez y mirándome con lástima.

—Sí, por favor.

Podía ver que él también tenia problemas y yo solo lo ignoré, me sentí tan mala persona. Nos preocupabamos tanto por los dos que ahora todo se sentía mal y fuera de lugar.
Volver a sentir la comodidad del vehículo acolchonado me hizo sacar una sonrisa leve. ¿Había cambiado algo en este mes?

Nos limitamos a comenzar alguna conversación o incluso a escuchar un poco de música, Thomas fue comprensivo y agradecí eso.

Pronto vi ese distinguido edificio y aunque Nueva York estaba repleto de estos, la empresa de Mitchell destacaba hasta para algún turista. Eran de esos rascacielos que daban vértigo verlos.
Salí del auto temiendo por el regaño de Mitchell y me arme de valor para dar los siguientes pasos.

—Bella, no iré al instituto hoy... ¿Quieres qué me quede a limpiar tu departamento? Hay mucho polvo —menciono riendo—. Y sé que eres alérgica a eso, es serio quiero que estés bien.

—Me harias un gran favor, Thomy —sonreí, después de todo era un excelente amigo.

—Esta bien, cuidate cariño —asentí y como un flash corrí hacia dentro encontrándome con un tremendo lío.

Todos los empleados corrían buscando cosas y personas de vigilancia se encontraban reunidos en un círculo hablando cosas que no podia escuchar.

—¡¿Por qué diablos estás vestida asi?!

Maldición.

Volteé con la mejor sonrisa forzada que pude, no lloraría ahora pero... ¿Tan mal estaba vestida? Sí.
Claro, yo no era una modelo increíble con mas curvas de infarto como es Kira, admiraba la belleza de todas las chicas pero yo no pertenecía a ese grupo.

El Camino A Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora