—No jodas, no puedes ser marica, es decir, carajo, eres todo un macho alfa y al final te van las vergas... hombre, que enfermo.El nudo en su estómago pasó de ser doloroso, a verdaderamente insoportable, llevando su mano derecha a esa zona.
—Félix... Ya fue suficiente. Para —decretó con su lenguaje corporal en total desacuerdo a lo que su amigo le estaba haciendo.
Era un "no" inamovible, rotundo y decisivo, sin lugar a dudas.
—Pero te gusto —siseó aquello en voz baja, sin mirarlo a los ojos—. Vaya, entonces se te para pensando en mí.
—¡Oye! Ya, cállate, no es as... —quiso alegar, pero fue interrumpido por su interlocutor:
—¡Claro que sí! Ahora lo veo, las veces que te quedabas viéndome se me hacían extrañas. Cuando ibas a casa nunca pasabas la noche, despertaba y te habías ido ¿Era demasiado para ti? ¿Tanto querías cogerme?
«No, es solo que... podía pasar toda la noche simplemente viéndote dormir, viendo la armonía jodidamente perfecta de tus pestañas, contando tus lunares, deseando acariciar tu cabello... estaba tan feliz que me costaba dormir en la misma habitación... por eso nuestras pijamadas nunca fueron verdaderas pijamadas y yo huía antes de que despertaras» pensó Stefan con el nudo en su garganta que le impedía hablar
Se sentía débil físicamente, era un ardor tan grande en su pecho que juraría se volvía algo físico, un dolor indescriptible. Paralizado. Abrumado. Culpable.
No sabía cómo salvarse a sí mismo de esa situación, cómo parar lo que estaba ocurriendo ante sus ojos.
—Te negabas a compartir la cama... Pensé que era porque soy tu único jodido amigo y no sabías bien cómo expresarte, pero esto... carajo. —La confusión abrumó el rostro de Félix y Stefan lo notó, pero eso se esfumó de repente, presenciando el brillo en los ojos de su amigo borrarse a medida que una fría sonrisa se le formaba.
Sin ningún aviso lo acorraló, chocando la parte trasera de su pierna contra el pupitre a sus espaldas y plantó su mano justo en medio de su entrepierna, contrayendo sus músculos de repente.
—Querías cogerme, todo un degenerado, eso es asqueroso y encima lo niegas ¿Por qué lo niegas? ¿Tanto asco de ti mismo sientes? ¿Crees que soy idiota para no darme cuenta a estas alturas?
Stefan no emitió palabras, estaba petrificado. Hasta podría decirse que a esas alturas se encontraba paralizado por el miedo.
Más que eso, como si de alguna forma él lo hubiese causado, así se sentía. Tal vez algo había hecho mal y no sabía qué. No lograba entenderlo. No podía estarle pasando eso a él.
—Si es así, vamos a ver lo mentiroso que es el marica de Stef —sentenció, adentrando su mano por debajo del característico pantalón color negro del uniforme escolar.
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EN EL ARMARIO (+18↔GAY)
RomanceLa historia comienza con una persona huyendo de lo que lo rodea y encontrando finalmente refugio dentro del armario... No, no es metáfora, literalmente nuestro intrépido y fuerte protagonista se encontraba esa agitada mañana huyendo de su secretaria...