La historia comienza con una persona huyendo de lo que lo rodea y encontrando finalmente refugio dentro del armario...
No, no es metáfora, literalmente nuestro intrépido y fuerte protagonista se encontraba esa agitada mañana huyendo de su secretaria...
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Narrador omnisciente.
—Solo de pensar que casi tiras lo que te regalé me da comezón, son costosos los diodos y lubricantes, piensa un poco. —Lo regañó Joey.
—No sé que es peor, que me haya gustado su violenta forma de tener sexo, haberlo aceptado en primer lugar o pensar que volveré a verlo el viernes —admitió un cansado Calem boca abajo, recibiendo masajes con átomo desinflamante en su espalda baja por parte de ella.
Con su mejor amiga era completamente honesto, del mismo modo que ella era con él. Podían hablar de cosas íntimas y situaciones sentimentales tanto como temas triviales o tonteras al azar como el clima.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión? Porque borracho bromeamos sobre esto, pero no creí que realmente... —murmuró Joey mientras continuaba masajeando la espalda baja a su amigo.
—Una estupidez —Calem bajó la mirada como casi nunca hacía—. Marc llamó. —La cara de su amiga cambió por completo y presionó demasiado fuerte—. ¡Duele, para duele! —Levantó ambas manos al darse cuenta y luego sonrió socarrona, pensando exactamente como cambiar el tema de conversación.
—¡Y eso que leíste al respecto! Mira como te dejó hecho un trapo viejo —reprochó refiriéndose a los leves moretones—. Si no investigabas antes ya te imagino en el noticiero "falleció por ano rotitis."
—¡Joey! —gruñó—. Dolía pero luego no... y después volvió el dolor. —Se quejó y su amiga se sorprendió— Hablo en serio.
—Masoquismo everywhere.
—Ya para o no te cuento más. —La miró enfadado y dicha joven musitó "okay" rodando los ojos—. Fue brusco y rudo, sí —Joey subió y bajo las cejas—. A pesar se eso —puntualizó él—, después se sintió placentero.
—Que lindo cuando las apariencias no engañan. Podría haber sido un Adonis físicamente pero con un pequeño maní o ser un asco en el sexo.
Calem cubrió su rostro y subió ambas manos despeinando su oscuro cabello, inquieto. Hace muchos años no se dejaba llevar por sus impulsos y todavía no creía que fue de este modo, ya que de adolecente no le importaba mucho el sexo y prefería la adrenalina de otras emociones.
Lo que le llevó a perder parte de su pierna claro estaba.
—Pero bien que volverás a verlo el viernes eh. —El menor le lanzó un manotazo a su amiga y esta comenzó a reír antes de darle una fuerte nalgada al chico debajo de ella.
—¡Ya para mujer! —sollozó y Joey arremetió de nuevo, viendo como su amigo boca abajo se tensaba.
—¡Así te gusta putita! —rió como villano de caricatura y el adolorido joven la derribó de encima de su espalda y seguido la pateó con su prótesis.