Posesividad en el armario

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

—Me contestaste el puto mensaje diciendo que podía venir a tu casa a beber un rato y, ¿así es como te apareces? —Stefan estaba inexplicablemente enojado.

—Bajale a tu tono y no me mires como ama de casa decepcionada, solo salí a beber, nada de decirme promesiculo.

Nivel de furia del vikingo:
30%
█████▒▒▒▒▒

—Se dice "promiscuo", ebrio ridículo, pro-mis-cuo. Con un demonio. Fácil e ignorante, vaya partido.

—Ppff seh, como diga el cavernícola bola de esteroides —calló al recordar algo— Y, ¿qué haces aquí?

Nivel de furia del vikingo:
50%
███████▒▒▒

—¿Dónde putas tienes las orejas que no me oyes? Te dije, incluso contestaste mi mensaje horas atrás y te esperé para ver la serie, hice algo de comer y...

—Ohh eres tan lindo cuando quieres, en serio pareces mi esposa enojada —sonrió el borracho que cavaba su propia tumba.

Nivel máximo de furia del vikingo:
100%
██████████

—Te mataré, definitivamente, despídete del perro deforme y prepárate a ir al cielo de los idiotas que no saben cuándo callarse. —gruñó acortando la distancia.

Si solo eran colegas sexuales ¿Qué explicación tenía su creciente enojo? Estaba conciente que le gustaba Calem, pero ¿Tanto así? ¿Tanto como para hacer arder su pecho? La respuesta era obvia.

Pero él aceptó ser solo colegas y fue conveniente continuar siéndolo, incluso después de empezar a sentir más que atracción física, decidió seguir como hasta entonces y así no tener que confesar sus verdaderos sentimientos a Calem. Se quedó en el camino fácil y huyó de lo problemático, como siempre hacía.

Entonces ¿Con qué derecho se molestaría si Calem quería hacerlo con otro sujeto? Y no un extraño cualquiera, claro que no, no era nada menos que su Dios personificado, el maldito y "perfecto" señor Vaughan, como siempre parlotearba el menor.

Pero efectivamente Stefan se sentía herido por la situación y pensó «si iba a coger con otro imbécil ¿Qué puta necesidad de hacerlo en mi cara?»

De brazos cruzados se acercó al tambaleante chico y sin esfuerzo alguno lo tomó del brazo, dejándolo a un costado, para que así saliese de encima de aquél inconciente y ebrio hombre.

—Jodido androide descarado —gruñó.

—Shh, me asustaste apareciendo así recién, todavía estoy agitado —suspiró—. Y ya baja la voz —masculló de manera recriminatoria, susurrando fuerte, ya que no quería despertar a su jefe.

—Como si me importara, ¡Joder! Te estoy hablando y solo piensas en ese flacucho cara de muñeca de ahí. —Lo señaló despectivamente con su mano y más furibundo se acercó a Calem.

EN EL ARMARIO (+18↔GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora