Pasión en armario.

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Pov Stefan

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Pov Stefan.

Su actitud cambió drásticamente y accedió a hacerlo. No iba a preguntar por qué o qué le pasaba para tomar esa decisión de repente, ya que no me importaba un carajo y mientras le pudiera dar no había problema para mí.

Sorpresa número uno: él realmente vino. Y sorpresa número dos: aceptó tener sexo. Una buena mañana y ni siquiera era medio día.

Di unos pasos en su dirección y me detuve al ver su almuerzo. «Quizá su intención en primer lugar era comer y por eso no apareció a la hora acordada» pensé. Pero junto a éste había una caja con algo inusual dentro.

—Hey ¿Qué es... esto? —inquirí abriéndola y enseñándole el jodido consolador y distintas cosas sexuales al muchacho—. No intentes decirme que son parte de los artículos de limpieza.

—Ohh cielos... —cubrió su cara con vergüenza ajena y propia, moviendo su otra mano para restarle importancia—. Deja eso por favor.

—Entonces sí que es tuyo —no pude contener la risa y me empujó, queríendo alejarme de la caja y casi cae al percatarse que no traía su prótesis.

Soltó un sonido parecido a un "Uops" y retomó su postura, sujetándose de una caja enorme detrás de él y sonriendo orgulloso, casi apaludiéndose a sí mismo por no caer de cara al suelo.

«Cierto, a este tipo le falta una pierna» Levanté la mirada a su cadera y recordé su perfecto culo. «Como si me fuese a importar, con ese culo puede tener tentáculos si quiere que le sigo dando»

—Hay dos opciones: o estuviste todos estos años reprimido y desesperado por tener sexo fantaseando y jugando con estas cosas en tu trasero; o no eres virgen, solo dilo, no juzgo hombre. —continué burlándome por sus juguetes sexuales.

Enfureció todavía más, parecía que iba a irse si continuaba hostigándolo, pero no se quedó callado y levantando la mirada se defendió.

—Cierra tu boca —miró a un lado—. Dijiste que viniera preparado, así que estando ebrio busqué en internet y eso hice. Dijiste... cosas tan extrañas que no pude pensar en otra cosa —admitió con normalidad—. No todos estamos acostumbrados a que un extraño nos haga esas propuestas.

Acaba de admitir que pensó en mí todo el día de ayer. Mi ego estaba complacido con su ingenuidad.

—Me refería a que te prepararas mentalmente, porque sería tu primera follada —sonreí con sorna—. Yo siendo generoso con el virgen y mira tú, todo un pervertido —estrechó los ojos y abrió su boca indicando—. Si estás tan deseoso vayamos a los bueno. —me acerqué por completo y alejó un poco la parte superior de su cuerpo hacia atrás.

—Esp-Espera —elevé las cejas—, ve despacio ¿Entendido? Si haces algo que me haga doler me iré, me iré y n-no apareceré más por aquí. —me amenazó convencido y temeroso.

EN EL ARMARIO (+18↔GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora