Your Love In My Mirror || Larry Stylinson <3 ||

Capítulo XXVI: La Despedida

Al volver a su casa tras despedir a Harry, Louis después de varios días encendió su teléfono. Sintió una terrible opresión en el pecho cuando por fin leyó los ruegos y súplicas de su pequeño para que fuera a verlo.

Había sido cruel y estúpido; y lo peor es que había perdido tiempo valioso de estar junto a él. Ahora no sabía cuánto debería esperar para volver a tenerlo entre sus brazos. Habían pasado solo unos cuantos minutos, y ya lo extrañaba demasiado; pues el hecho de saber que ya no estaba a tan solo unas calles de verlo, hacía que su pecho doliera.

"bonito, siento tanto haberme tardado en ir a verte. Ya te extraño.
Por favor, escríbeme para contarme como va todo... Recuerda que te estaré esperando sin importar cuanto demores, te amo cada día un poco más"

Harry estaba ya en el aeropuerto cuando leyó aquel mensaje. Alivio y amor fue lo que sintió; no quería viajar ciertamente, pero la promesa de Louis de estar esperándolo, lo tranquilizaba mucho. Solo esperaba que todo saliera bien, daría su mayor esfuerzo para que su estadía en París fuese lo más breve posible.

"yo también te amo, prometo escribirte cada día y prometo no quitarme jamás el bello regalo que me diste"

Mary observó de reojo a Harry escribiendo y sonriendo a la pantalla de su móvil. Debería haberse alegrado, pues por fin después de días el ojiverde dejaba de llorar. Sin embargo, se sintió molesta al suponer que aquella sonrisa tenía como dueño a Louis. Seguía pensando que nada bueno saldría de esa relación.

-¿con quién hablas cariño?- la mujer fingió no saber lo que era obvio.

-es Lou- Harry la miró con una tímida sonrisa; sabía que su novio no era de su agrado, pero el en su inmensa inocencia y en el gran amor y agradecimiento que tenía hacia ella, jamás llegó a pensar que la mujer podría hacer algo que lo hiriera; algo contra Louis.

-que bien- dio un suspiro y luego una mal fingida sonrisa -bebé te parece si yo guardo tu móvil en mi cartera, así estará más a tu alcance, pues tu mochila debe ir en el portaequipajes-

-está bien- Harry apagó su móvil y se lo entregó a la mujer, mientras mantenía su dulce sonrisa.

-cariño, aprovecha de ir ahora al baño; falta poco para abordar-

-okey, regreso de inmediato- Harry dio la media vuelta y tras perderse entre la multitud el egoísmo hizo su actuación.

Mary sacó el teléfono del rizado desde su bolso de mano, se acercó al papelero más cercano y lo arrojó dentro. Su retorcida mente le hacía pensar, que su recuperación sería más fácil si no tenía motivos para sufrir.

Subieron al avión y Harry tras un par de minutos se durmió profundamente. Mary apretó suavemente su mano para avisarle que estaban por aterrizar.

Al salir del aeropuerto tomaron un taxi; para sorpresa del ojiverde su cuidadora manejaba un francés perfecto.

-Mary, me darías mi móvil... Quiero escribir a Lou, Niall, Emma y Nans-

-por supuesto cariño-, la mujer sonrió y comenzó a fingir que buscaba el aparato dentro de su cartera -ohh, cariño no se que pudo pasar; no lo encuentro-

-¿cómo?, yo he visto cuando lo guardaste...- Harry frunció el ceño notoriamente preocupado.

-no entiendo que ha podido pasar- la mujer fingía espléndidamente, de verdad se mostraba angustiada -oh bebé, cuanto lo siento... Te compraré otro en unos días-

Para sorpresa del ojiverde se fueron directo a la clínica donde comenzaría su tratamiento. Allí se internaría todo el tiempo que fuese necesario; era un centro muy completo y exclusivo donde tendría todo tipo de especialistas brindándole atención; incluso psicólogos que ayudarían a que manejara de mejor forma emocional todo el proceso.