Capítulo XXXII: Todo O Nada

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Louis y Harry salieron juntos de casa del mayor; subieron a despedirse de Noah quien aún dormía su siesta.

A Harry le enternecía profundamente ver al castaño cuidando con tanto afecto de su pequeño; no cabía duda, Louis era un gran padre.

Se fueron nuevamente por entremedio del bosque; a pesar de las complejas circunstancias que estaban viviendo, no querían perder ocasión de estar juntos. Y el amplio y hermoso bosque de Brereton era desde siempre uno de sus lugares favoritos para hacerlo; allí no habían miradas inquisitivas y sus primeros recuerdos juntos parecían flotar en el paisaje.

-Noah es un niño maravilloso- Harry habló de pronto con una bella sonrisa dibujada en su rostro; hasta entonces iban caminando de la mano, disfrutando en silencio de su compañía.

-si lo es- el ojiazul detuvo su andar para poder mirar al rizado a los ojos -hay mucho de él que me recuerda a ti... Cuando tu aún estabas en Francia, y yo creía que ya jamás te volvería a ver; habían días realmente malos, ni siquiera quería salir de casa... Pero Noah aparecía de pronto con su bella sonrisa y ganas de jugar, y ya me sentía mejor; podía ver en él tu dulzura, tu bondad, es como si él sintiera mi tristeza y tratara de ayudarme-

Harry lo miró con los ojos iluminados por unas cuantas lágrimas que delataban su emoción y tristeza.

-bueno, si hay algo positivo en nuestra separación, es que pudiste convertirte en el padre de Noah-

-creo que si, y el hecho de que hayas vuelto y pueda tenerlos ahora a ambos, es sin duda lo más hermoso que me ha ocurrido en la vida-

El ojiverde se acercó con sus brazos extendidos y lo envolvió en un fuerte abrazo. Sintió de pronto que Louis sollozaba débilmente.

-¿Qué sucede amor?- preguntó susurrando cerca de su oído.

-Gracias Harry, gracias por quererme, por salvarme... Por perdonar mis errores, y más que nada gracias por aceptarme ahora que tengo un hijo-

-Amor yo te prometo que cuidaré por siempre de ti y Noah... Yo te amo, y amo todo lo que sea tuyo-

-estás tan grande amor; y aún así sigues siendo aquel dulce y hermoso niño que le encantaba joderme... El niño bonito del que me enamoré-

Era una hermosa sensación que hace sentir un calor y una dulce opresión en el pecho, un sutil cosquilleo en el vientre, y hace aparecer un rebelde e incontrolable suspiro; estaban locamente enamorados, tal y como sucedió hace dos años, tal y como sería por siempre.

-amor... Hay algo que nunca llegué a contarte- Louis volvió a mirarlo a los ojos y le habló con un dejo de tristeza -necesito que me acompañes a un lugar antes de ir a casa-

Harry frunció el ceño pero no se atrevió a hacer preguntas, a pesar de que las misteriosas palabras del castaño lo dejaban notoriamente preocupado.

Se desviaron del camino, y tomaron una de las calles principales de Brereton. Harry solo se dio cuenta cuando ya estaban en la entrada principal; habían llegado al cementerio.

Se encaminaron en completo silencio por los hermosos y silenciosos parajes del lugar. Louis caminaba cabizbajo, y el ojiverde lo seguía dos pasos más atrás.

-aquí es amor- Louis se detuvo frente a una tumba. -necesito que conozcas a mi madre-

Harry pudo leer el nombre en la lápida, y vio con sorpresa que la fecha de fallecimiento grabada era de solo hace un par de años; cuando el estaba en Francia. Su amado no sólo había sufrido su pérdida, sino también la de su madre.

El menor lo miró sin saber que decir; Louis siempre fue extremadamente reservado respecto a su pasado, por eso sentía que era muy importante para su relación aquel momento.

Your Love In My Mirror || Larry Stylinson <3 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora