Four

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El olor de las feromonas de Katsuki, estaba volviéndolo loco. Jamás había percibido un aroma tan dulce, tan único y tan hipnotizante — No alfa, no vas a tomar el control — Murmuró con enojo. Él era más fuerte y lo demostraría. Golpeó su pierna, podía sentir el sufrimiento del omega. Katsuki estaba desesperado, ¿Por qué no era capaz de descifrarlo? ¿Por qué no quería hablar con él? Toda la situación lo mataba lentamente. Soltó una ligera sonrisa y un suspiro. Pese a ello, haber encontrado a su compañero destinado lo hacía feliz. Tengo chocolates, recordó. Hurgó en su mochila y extrajo una barra. El hambre también lo atacaba sin piedad.

Katsuki ocultaba la cabeza entre sus piernas, ¿Qué debía hacer? Lo necesitaba y mucho. Estaba del otro lado de la puerta. Solo debía salir y aferrarse a él. Esa esencia, esa maldita y llameante esencia. Su rostro ardía y la razón lo abandonada con una lentitud dolorosa. Sin pensarlo, se tambaleó y logró llegar a la salida. Abrió de un tirón y observó al alfa. Todo se veía borroso, solo pudo ver que tenía las manos cubiertas de chocolate. Sonriendo feliz, con la piel perlada de sudor y el cuerpo ardiendo, se acercó al chico. Camino con la mirada fija en él, se colocó de cuclillas y se sentó sobre el regazo de Izuku. Cuando Katsuki estaba en su celo, se volvía más cariñoso de lo que en realidad era.

— Katsuki... ¿Qué estás haciendo? — Dijo en un hilo de voz.

Tenerlo cerca era veneno. Gruñó por lo bajo, esto no podía estar pasando. Bakugo se le abalanzó, lo tomó de las mejillas y en un movimiento rápido juntó sus labios, por unos segundos se aferró a él con una fuerza abrasadora. Cada toque quemaba. El omega mordió el labio del alfa e introdujo su lengua. Ambas lenguas danzaron un baile hipnótico. Izuku se dejó llevar, un sabor a picante y a chocolate envolvió sus papilas gustativas. De súbito, sus ojos se abrieron y apartó a Katsuki con delicadeza. Con sus uñas perforó su propio brazo. Esa fue su forma de controlarse. No lo marcaría hasta que fuese mutuo.

Katsuki lo cogió del cuello de la camisa y preguntó sin poder controlarse — ¿Por qué mierda apareciste cuando no tengo nada que ofrecer? Ni siquiera puedo darte una buena personalidad. Soy un fracaso como omega, te mereces algo mejor — Izuku podía sentir el dolor en sus palabras y el deseo de llorar — Supresores, supresores — Repitió cauteloso. Se puso de pie, se dirigió hacia la puerta y la lanzó con fuerza.

Izuku observó la sangre que cubría sus uñas. Arrugó la nariz, su brazo dolía un poco. Abrió su mochila y sacó una bandita. Era su costumbre cargar con un paquete. Sacó otro chocolate de la caja y lo saboreó sin ganas, ¿Cómo solucionaría este problema? ¿Y si hablaba con sus padres? Tal vez su experiencia podría serle útil. Se sumió en sus pensamientos, no supo cuánto tiempo pasó y de pronto, escuchó algo que lo dejó helado.

— No te arrepientas de mí — Se escuchó a través de la puerta.

Estoy aquí | DekuKatsu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora