Eight

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Izuku cerró los ojos por unos segundos. Después de llorar, Katsuki huyó, ¿Qué debería hacer? Su lado alfa lo torturaba con una lentitud dolorosa. Bajó la cabeza y tachó dos nombres de la lista. Buscar trabajo, era frustrante, muy frustrante. Casi todos los lugares estaban plagados de alfas. Katsuki aún no había sido marcado y eso suponía un grave problema para su seguridad. Por unos segundos, sus ojos se iluminaron. Su mamá era la dueña de una cafetería, ¿Cómo pudo olvidarlo?

Resopló con cansancio. Aunque su mamá aceptara ayudar, no habría garantía de que Katsuki dijera que si. Sopesó sus opciones, era necesario encontrar una solución y rápido. De súbito, una idea iluminó su mente, ¿Y si no era él quién le ofrecía el trabajo? Con una sonrisa, corrió en dirección a la cafetería. Entró y abordó a su madre con rapidez — ¡Mamá! Necesito tu ayuda... — Dijo lentamente. Le explicó la situación veloz y lo más claro que pudo. Su madre lo observó con una ceja arqueada, ¿Por qué su hijo se había tardado tanto en contarle? Existían problemas que no se podían resolver sin el apoyo de alguien.

— Descríbelo — Dijo la mujer con curiosidad.

Era necesario conocer algunas características del chico. Así podría idear un plan efectivo y tal vez, demostrarle al omega que no estaba solo. Izuku no lo pensó dos veces. Le contó de la máscara, de la manera en que se conocieron, de lo tierno que era, de lo revoltoso y grosero que podía llegar a ser y de su determinación. Inko suspiró feliz, hacía mucho que no veía a su hijo sonreír de esa forma. Desde que su padre murió y desde que se mudaron, Izuku solo había vivido para cuidarla a ella y a su hermana. Aún recuerda lo difícil que fue abrir la panadería en una nueva ciudad y lo mucho que su hijo trabajó — Creo que podría ayudar — Dijo meneando la cabeza.

— ¿Cómo? — Respondió Izuku con los ojos llenos de brillo. De repente, se cubrió el rostro con ambas manos. Katsuki no aceptaría, jamás lo haría. Si la ayuda provenía de él, el omega diría un claro no — Katsuki no aceptará, mamá — Hablo con la voz cortada. Chasqueó la lengua, odiaba esa sensación de derrota que destrozaba su cuerpo. Él no quería que Bakugo dependiera de él, simplemente necesitaba ayudarlo. Poco a poco, la necesidad de correr hacia él, aumentaba. Todo era a causa de sus lados alfa y omega, ¿Qué tenía que hacer para no sentirse triste? — ¿Qué hago? — Murmuró. A los lejos, su hermana observaba la situación.

— Solo déjamelo a mí y a Mina. Después de todo, no es algo que tú harás. Lo haremos nosotras. Así que no creo que cuente como "Ser dependiente" de ti — Su madre le dijo con calma. Le acarició las mejillas y le dio un fuerte abrazo. Gracias a eso, una pequeña flama de esperanza ardió en su corazón. Tal vez, solo tal vez, Katsuki podría sonreír.

Al mismo tiempo, Katsuki arrugó la nariz. Dejó la tarea sobre el escritorio. Era extraño, pero hacerla le quitaba un poco el estrés. Quería comer, sin embargo, no podía abusar de la amabilidad de Kirishima. Ya mucho hacían por él al darle los tres tiempos de comida. De repente, sintió un rayo de felicidad y alivio. Había estado sintiéndose triste y desesperado y ahora comprendía el motivo, eran las emociones de Izuku. Cerró los ojos — ¿Qué estará haciendo ese imbécil? — Se preguntó.

Estoy aquí | DekuKatsu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora