Fourteen

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Inko sonrió, el rumor de muchas gruñidos y risas quebró el silencio. Entrecerró los ojos, Mina hablaba con Katsuki y este gruñía. El chico se cruzaba de brazos y ella sonreía. Desde que el omega llegó, había menos días pacíficos y silenciosos, lo cual la hacía muy feliz. Habían sido capaces de ayudar a Katsuki, de darle una familia y de ayudarle a entender muchas cosas. Aún recordaba una de sus primera conversaciones, "No quiero ser dependiente, no tengo nada que ofrecer" El chico si que era testarudo. Sin embargo, fue un triunfo hacerlo comprender como en verdad era. De igual forma, los consejos en la cocina, las clases para tratar mejor a los clientes, sus mezclas raras, todo eso había sido una placentera aventura. Poco a poco, Katsuki aprendía a hornear.

— ¡Las galletas! — Vociferó en voz alta. Katsuki se detuvo abruptamente y corrió en su dirección. Se puso de cuclillas y observó el horno con mucha atención. Inko le acarició la cabeza, era un omega muy tierno — Espero que esta vez si tengan buen sabor... — Dijo divertida. Katsuki arrugó la nariz esta era la tercera vez en el día que lo hacía. Los primeros dos intentos sabían mal y esperaba que el tercero fuese más decente — ¿Ya sabes lo que le dirás? — Preguntó la mujer. Las galletas eran para Izuku. Después de pedir muchos consejos y de pensarlo seriamente, al fin decidió aclarar las cosas con el alfa. La señora Midoriya le había ayudado mucho y es por eso que sentía confianza.

— Creo que si... — Murmuró. Mentiría si dijera que no estaba nervioso. Esta era la primera vez que expresaría sus sentimientos. Sus pesares y sus inseguridades. Con el paso de los meses, se dio cuenta de lo mucho que quería a Izuku. Estaban destinados a estar juntos, pero eso no quitaba el hecho de que es necesario ser sincero — Bakugo Katsuki sabrá qué hacer y que decir — Dijo sonriendo de lado. Inko volvió a acariciarle la cabeza — ¡Ya están!— Dijo serio.

Cogió una y la dio una mordida. Tenían un sabor delicioso y un poco amargo. Susurró palabras de victoria, habló unos minutos más con Inko y después se dirigió a su cuarto. Repasó una y otra vez lo que tenía pensado hacer y cerró los ojos, era de noche. Cuando los abrió, ya era de día. Se apresuró en arreglarse y en tomar las galletas. Al llegar a la escuela, se sentó sobre su silla y suspiró. Ya casi, ya casi. Izuku entró adormilado, sin embargo, lo buscó y le dio los buenos días. Tan tierno, pensó Katsuki. En la hora del almuerzo, lo tomó de la muñeca y lo llevo hacia la azotea.

— Quiero hablar contigo, siéntate... — Ordenó. Izuku asintió y tomó asiento. Se sentía curioso, ¿Qué era lo que iba a escuchar? El rostro de Katsuki lucia serio — ¿Recuerdas todo esto? ¿El celo, las veces que te ignore, cuando te dije que te odiaba? Bueno, es tiempo de aclararlo con palabras — Respiró hondo — Yo no quería ser una carga, ¿Sabes? Vivir tu vida y llevar un lastre no es algo que desearías. Incluso tomaba antidepresivos, ¿A qué no era lindo? Sin embargo, no tomé en cuenta a mi lado omega. Sufrí mucho al no estar cerca de ti, pero me repetía que era por tu bien. Todo mejoró cuando conocí a tu mamá, ella me ayudó a entender muchas cosas, me dio consejos, me abrazó y se comportó como una madre. Eres gentil, Deku y no quería que te sintieras obligado, pero ahora, incluso la marca se ha coloreado.

Izuku bajó la cabeza, buscando la marca y observándola con cuidado — Es cierto... — Murmuró. El negro se había esfumado, la bomba ahora estaba coloreada de color verde musgo con detalles anaranjados. Su corazón latió desbocado, Katsuki había aceptado su lazo, lo había aceptado como compañero destinado, como su alfa. Sin pensarlo, lo tomó entre sus brazos y besó sus mejillas – No es necesario explicar lo que ya sé... — Katsuki lo interrumpió y se separó de él.

— Lo es y bueno, no podía verte a la cara al ser tan patético. No obstante, conseguí un trabajo y responsabilidades y llegué a la conclusión de que había sido un idiota, estaba avergonzado y temeroso. Pero joder, te quiero mucho, te amo, te quiero — Las lágrimas empezaron a bajar. Se lanzó sobre el alfa y se aferró a él con fuerza. Su cuerpo se sentía cálido y seguro. Se sentía como estar en casa. Continuó lloriqueando y declarando su amor por Izuku. El alfa había empezado a llorar, se sentía bien, agradecido y sobretodo feliz — Ya quiero que entres en euforia alfa, eso es jodidamente hermoso — Izuku se sonrojó y sonrió.

— Te amo... — Le dijo con ternura — Nunca serás una carga, solo déjame apoyarte y estar a tu lado — Murmuró con lentitud. Tomó el rostro de Katsuki y lo besó con calma y con felicidad. Pero claro, los pulmones necesitan aire y ellos no eran la excepción. El omega ladeó la cabeza, buscó las galletas y se las dio.

— Toma, galletas — Se las lanzó y frunció en ceño. Sonriendo, observó la marca en su antebrazo, la esmeralda ahora estaba teñida de un verde vivaz. Nadie podría robarle esa felicidad.

Estoy aquí | DekuKatsu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora