No es su culpa

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JIMIN

Me encontraba parado frente al espejo, con unas gotas de agua todavía cayendo sobre mi cabello húmedo, una toalla alrededor de mi cintura y mil pensamientos pasando por mi mente. ¿En qué momento pasó esto? y ¿cómo es que ahora mi familia desconfía tanto de mí?

Toqué mi pomúlo aún hinchado y adolorido por el golpe que recibí hace unos días, mi labio inferior apenas recuperaba su tono natural y los moretones del cuerpo habían desaparecido casi por completo.

Sobre la cama se encontraban mis pantalones negros ligeramente deslavados, un sueter rojo que mamá me regaló en Navidad y mis botas negras de siempre. Era un estilo simple, sí, pero sinceramente hoy no estaba de humor para usar otra cosa más elegante. Me coloqué las prendas encima, apliqué un poco de maquillaje sobre mis mejillas para cubrir el golpe, bálsamo labial y por último, me puse un gorro blanco porque peinarme hoy no era una opción. Di un suspiro profundo y listo. Estoy listo.

-Jimin- llamó mi madre. -Tu padre ha llegado y la cena está servida.

Mis piernas temblaban mientras imaginaba millones de escenarios que pasaban por mi mente al bajar las escaleras de mi casa, solo podía pensar en cómo iba a reaccionar mi padre después de esto, no era la primera vez que esto me pasaba y el me lo advirtió. Si después de la golpiza que me va a dar, si sigo vivo, me mato yo mismo.

Quizá para la mayoría de las personas, la familia del influyente empresario y político Park, es una familia perfecta, aunque la realidad no es esa. Mi padre siempre ha sido un hombre autoritario, frío, capaz de matarte con una sola mirada, y a mí eso alguna vez me causó terror.

Park Sung Woon, es un político de herencia, el lleva la profesión en las venas. Es un hombre muy inteligente, pero también muy hipócrita, aún así, es mi padre, y supongo que lo debo querer como es, supongo.

Mi madre al contrario, es una mujer tierna, comprensiva, hermosa pero sumisa. Toda su vida la ha dedicado a estar en casa y ver por nosotros, aunque como mi padre nunca está, en realidad solo ve por mí y claro, por los intereses de la familia en general.

-Buenas noches- dije, bajando las escaleras y dirigiéndome directamente al comedor. Sin hacer contacto visual con mis padres, tomé asiento.

-Buenas noches cariño- dijo mi madre sentada enfrente de mí, con su voz dulce y calmada de siempre, me ofreció una tierna sonrisa que me obligó a verla de frente.

-Prepara tus cosas, Jimin, te vas mañana a primera hora- mi padre espetó, con los ojos sobre su plato y los cubiertos en las manos.

-¿Por qué?- reaccioné sorprendido, volteando a mi costado derecho para hacer contacto visual con él.

-Te advertí que era la última vez que pasaba esto Jimin y mira como estás. ¿Pensaste que nunca me iba a enterar?- comenzó a decir alzando aún más la voz y en ese momento sentí un par de escalofríos recorrer mi cuerpo, como un choque eléctrico incontrolable, sabía que algo estaba mal.

-No fue su culpa Sung Woon- dijo mi madre, a modo de defensa. Más bien, a modo de súplica.

-Nunca es su culpa Jessica, y nunca hace nada para defenderse tampoco. -sus ojos se oscurecieron al posar su mirada con la mía.

Mientras la conversación ocurría, yo solo me limitaba a pensar que iba a pasar ahora con mi vida.

-Lo golpearon Sung Woon, esos bastardos lo golpearon, lo dejaron tirado y casi lo matan- dijo mi madre mientras un par de lágrima rodaban por sus mejillas.

-¿Y sabes por qué lo golpearon? ¡Porque dicen que es un puto maricón!- gritó mi padre, mientras soltaba un golpe con su puño sobre la mesa. -Por eso lo molestan siempre, porque le saben cosas que nosotros no, y te voy a decir una cosa Jessica, yo no voy a permitir que mi familia se vea envuelta en un escándolo y menos porque el único hijo del político Park Sung Woon es maricón.

PROMESAS Y MENTIRAS // YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora