Un gatito

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Yoongi, se encontraba sentado en una banca a la orilla del campo de golf mientras movía su pierna con gran rapidez. Cualquiera diría que estaba nervioso, pero estar nervioso en ese momento para él era una expresión muy simple. Se estaba muriendo.

Todavía se preguntaba qué demonios estaba haciendo ahí, y cómo diablos se había convencido de invitar a ese niño a ir a una... ¿cita? Ni siquiera tiene un título para eso. 

¿Qué lo impulsó para querer ver a Jimin hoy también? Y si lo quería ver, ¿qué le iba a decir? Seguramente ni siquiera recordaba lo de la noche anterior, ambos estaban demasiado alcoholizados como para tener recuerdos sólidos de aquel evento. Aun así, algo tenía muy claro, este juego tenía que parar. Al principio la situación era divertida, pero ahora sentía que se le estaba saliendo de control, y si había algo que él no pudiera manejar, entonces lo mejor era dejarlo. Ya no debe seguir con esto.

A lo lejos, observó la delgada figura del rubio aproximándose a él mientras jugaba entrelazando sus manitas a la altura de su pecho.

Suspiró fuertemente para darse valor.- Yo lo empecé, yo lo tengo que terminar.

Sacó su celular para ver la hora, marcaba las 3 de la tarde con 5 minutos.

. . .


Jimin se aproximó a él ofreciéndole una blanca sonrisa que hizo al contrario estremecer. ¿Qué iba a decirle? Maldita sea, ya ni siquiera lo recordaba. Como si por arte de magia todo el discurso que preparó para decirle se hubiera esfumado. 

-Llegas 5 minutos tarde, Joven Park. – dijo mientras colocaba una mano sobre su rostro para taparse de los rayos del sol. -Le gusta desobedecerme, ¿verdad?- Y ahí estaba, el mismo idiota de siempre.

-L-lo siento. -tartamudeó apenado. -No sabía cómo llegar.

-¿No conocías este sitio?

-Nop. -negó con la cabeza mientras observaba el paisaje maravillado. -Este lugar es precioso. -sonrió.

Yoongi volteó a verlo para encontrarse con la sonrisa más pura que jamás había visto. -¿Quieres ver algo más hermoso todavía? – Jimin asintió aun con su vista en el horizonte.

-Bien, entonces vamos. -Yoongi jaló al rubio con su mano y lo guió directo al carrito de golf que estaba estacionado a unos cuantos metros.

Una vez estando dentro, el azabache puso el vehículo en marcha. Un par de minutos terminó el recorrido.

-¿En dónde estamos? -preguntó Jimin, mientras observaba el paisaje. Pasto verde, el ruido de varios pajaritos y un arroyo con el agua más pura y cristalina que jamás había visto. -Me encanta.

-A las afueras del Instituto. -dijo mientras colocaba sus manos sobre su cintura y le echaba un breve vistazo al cielo azul.

-¿Podemos estar aquí?- Jimin volteó en dirección al contrario.

-Siempre y cuando no nos vean. -respondió el azabache regresándole la mirada, ofreciéndole una sonrisa que dejaba ver sus rosadas encías. Jimin se sonrojó.

-Yoongi hyung, ¿a dónde va? – Jimin abrió los ojos cuando observó al contrario darse la vuelta en otra dirección.

-Espérame aquí, ya vuelvo. -Jimin asintió, aun embobado con el maravilloso paisaje.

Unos minutos después la voz de Yoongi volvió a aparecer.

-Jimin, sígueme. -El rubio asintió tomando la mano que el contrario le había ofrecido.

PROMESAS Y MENTIRAS // YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora