Jimin, un joven de 18 años muy carismático, que desafortunadamente ha sufrido abusos en la escuela toda su vida a causa de su orientación sexual.
Yoongi, es un hombre de 25 años que debido al abandono de su padre en la infancia y los constantes a...
Nota: Errores de ortografía serán corregidos al final de la historia.
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La cálida luz de la luna que se colaba por las persianas de aquella habitación, el aroma embriagante a sexo y sudor, y los fuertes jadeos que provenían de los labios del menor eran todo lo que el profesor Min Yoongi necesitaba para hacer de esa noche la más interesante de todas.
–Entonces fóllame hasta que borres de mi cuerpo las manos de quien lo hizo primero.
Ojalá Jimin hubiese estado consciente de lo que sus palabras significarían, pues un segundo después el mayor ya estaba atacando salvajemente los pobres labios del rubio, y comiéndole la boca como si fuera la primera vez.
Mientras Jimin yacía acostado sobre la cama, después de ser arrojado sin sutileza, con la mirada al techo, esperaba impaciente y nervioso lo que el contrario haría con él. No pensó en recibir algún tipo de trato amable por parte del más grande, pues sabía la situación en la que se encontraba, pero aún así estaba deseoso de sentirlo cerca incluso cuando se encontraba en completa desventaja.
–Mírame, Jimin. –Yoongi se colocó a horcajadas sobre su cuerpo con una de sus corbatas en la mano. El rubio abrió los ojos expectante y sorprendido por la acción.
–¿Qué harás con eso? –Preguntó con voz temblorosa mientras se removía sobre su sitio.
–Te dije que me vieras, no que hablaras. –Lo calló.
–Lo siento. –Haciéndose chiquito bajó su vista hasta las grandes manos del contrario.
–¿Y qué más? –Cuestionó divertido.
–Lo siento profesor.
Yoongi sonrió de medio lado. –Buen chico. –Lentamente se acercó a su rostro, mientras que con una mano tomaba con fuerza la mandíbula del menor para después juntar sus labios en un beso peligroso que terminó con un quejido proviniendo de Jimin cuando el azabache lo mordió tan fuerte que sintió la sangre correr por todo su labio inferior.
–Ahora cierra los ojos. –El mayor pasó el aquel trozo de tela cubriendo los ojos del rubio, para después tomar ambas manos entre las suyas, alzarlas en un solo movimiento y atarlas contra el respaldo de la cama.
–¿Esperabas que no lo hiciera? –Preguntó burlón, a lo que Jimin no fue capaz de replicar. Se sentía tan estúpido de decir algo como eso cuando estaba consciente de qué es lo que pasaría.
Lentamente Yoongi se separó del menor para dedicarse a apreciar su delicado cuerpo, tan suave, tan terso, tan caliente y disponible para él. Paseaba sus manos descaradamente en cada porción de su cuerpo, tocando sus brazos, sintiendo su piel, acariciando sus muslos y dejando leves apretones en su miembro, sintiendo como este despertaba ansioso al igual que el suyo.
