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'— Él está bien, Cameron, tranquilo. Claro, puede venir aquí a recogerlo. Yo la espero. De acuerdo... Nos vemos, y por favor... dile a tu padre que lo lamento y que deseo que se recupere pronto. '

Termino la llamada y suelto un largo suspiro. No me había dado cuenta de todo ese aire que contenía, pero al liberarlo soy capaz de percibir cómo todo dentro y fuera de mí se relaja. Creo que todo en mí sigue siendo muy frágil, pues ya cualquier mínima preocupación me hace sentir ahogada, ya no puedo resistir tanto.

<<Debes controlarlo, Maddie.

Ahora no eres la única frágil aquí.

Ahora tienes que hacer un mínimo esfuerzo para verte fuerte.

Él lo necesita.>>

Hago caso a la voz de la razón y después de animarme internamente, me dirijo a paso cauteloso hacia la cocina  en donde había dejado al pequeño Kevin desayunando en el comedor. Al entrar y verlo devorando sus panquecas, una sonrisa se forma inevitablemente en mi rostro.

Es un niño tan lindo, tan tierno... ¿Cómo alguien pudo atreverse a hacerle tanto daño? ¿Cómo pueden existir personas tan malas en el mundo a las que no les importa el dolor de un inocente como él?

¿Cómo es posible... que su propia madre se haya atrevido a tanto?

Sin querer me llega a la cabeza lo que también mi padre me hizo al venderme y quiero llorar... Quiero gritar, quiero quebrarme por completo hasta desaparecer. No... Esta vez no es tanto por él, no es tanto por su traición. Si no que... al ver a este niño aquí, al ver las cicatrices y moretones en su angelical rostro, y al concientizar lo que pasó ayer con él y con lo que hizo su madre... siento tanta rabia dentro de mí. Tanta rabia... que el monstruo dentro de mí ya no quiere contener.

Ya no puede...

<<No caigas Maddie, no ahora, no frente a él.

Puedes hacerlo, puedes controlarlo.>>

Trato de respirar profundo por milésima vez en este rato y después me dirijo hacia donde yace él. Formo una sonrisa con mis labios al encararlo y una carcajada sale de mí al verlo completamente lleno de mermelada. Niego y después tomo una servilleta de la mesa para limpiarlo. Él no se resiste pero sí luce sonrojado.

— Veo que te gustaron.

— ¡Son deliciosos! Tenía mucho tiempo que no los comía.

Lo miro, frunciendo el ceño. Después tiro la servilleta con la cual lo limpiaba en un bote de basura que yace cerca.

El desastre que hay en la mesa es una cosa insignificante, pero aún así me empieza a poner un poco ansiosa verlo. Sin embargo, hago uso de toda mi fuerza para no levantarme e ir por algún trapo con desinfectante. No quiero ni siquiera que Kevin se dé cuenta de esto, ya con Hunter lo sepa es suficiente...

✔️MONSTRUO (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora