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— ¿Ma-Marissa?— susurra la chica de cabello corto y rubio, que sigue al frente de la clase. Su tono sonó tan temeroso y asombrado, al igual de cómo luce ahora su rostro. Estoy segura de que esa palidez en ella no es normal y esta preocupación en mí... tampoco debe serlo.

Sus ojos castaños no dejan de observarme y eso ya está inquietandome demasiado.

<<¿Qué fue lo que dijo? ¿Marissa? ¿Pero qué demonios les pasa a todos aquí?>>

Ahora mismo me siento ahogarme por toda la tensión aplastante que crean todos los demás con su silencio y con sus miradas puestas sobre mí. Los nervios aumentan en mis adentros a una velocidad impresionante, hasta dejarme estancada y de pronto sólo me siento con ganas de vomitar.

No puedo entender lo que ocurre, tenía miedo de que alguien supiera lo que pasó conmigo o de que hayan oído mi caso en algún lado, pero ella dijo Marissa. Me siento un poco aliviada al saber que quizá toda esta extraña situación sea causa de un mal entendido, pero la reacción que están teniendo todos ahora... me dice que también puede tratarse de algo delicado.

La chica no deja de lucir atónita, ya no soporto todo lo que está provocando en mí la sola mirada de ella. Sus manos cubren su boca después y sus ojos rápidamente toman un brillo lastimoso. Mis entrañas se revuelven cuando emite el torturado sonido de un sollozo, que ella trata de ocultar con sus dos manos aún sobre su boca.  Eso sólo me deja peor que antes.

Escucho cómo la profesora le aclara que mi nombre es Maddie y también le pide que se tranquilice, pero la chica empeora hasta romper en llanto frente a todos. La sangre parece subirme hasta la cabeza, es horrible la sensación de angustia, confusión y vergüenza, haciendo estragos dentro de mí. Desde que llegué sentía que algo andaba mal. Sabía que estaban ocultando algo, pero ahora me atrevo a apostar a que quizá es más grave de lo que pensaba.

Varios chicos se acercan a la rubia para lo que parece consolarla, pero ella sólo se rompe por completo en el hombro de una de las chicas que ahora la sostiene. No sé a dónde demonios mirar, tampoco sé si debo de decir algo, al menos para intentar calmar a esa chica porque de alguna forma me siento terriblemente culpable por hacerla llorar así. Pero creo que sería una muy mala idea decirle algo si quiera, se destrozó con sólo haberme visto.

La expresión que se presentó en su rostro cuando me miró... no era cómo la que tuvieron los demás. Ella no lucía asustada ni tampoco desconcertada... Sólo conmovida y con una tristeza bailando en el brillar de sus ojos. No me pasó desapercibida la manera enternecida y esperanzada con la que me miraba, cómo si se haya encontrado de nuevo con un ser querido.

— Oh Helen... Tranquilízate, cariño.

Un nudo que no sabía que había en mi garganta, se aprieta al escuchar el delicado y bajo tono que utilizó la maestra para contener a la joven rubia que sigue rodeada por varios chicos. Noto cómo varios me echan miradas acusatorias, sin embargo no le doy importancia a eso pues mis nervios ni siquiera me han dejado reaccionar del todo.

—Llevenla con la señorita Sullivan, chicos. Ella podrá tranquilizarla.

Un chico de cabello negro y la otra chica que consolaba a la rubia, asienten en respuesta a la maestra y después toman a la chica quien ahora luce más calmada. Mis ojos siguen obligadamente pegados a ella, ahora sólo la veo avanzar con los chicos, con la mirada baja y sin dejar de hipar por el llanto previo.

Mi respiración sigue sin normalizarse, me siento terrible y estoy segura de que no es por esas náuseas que siento también en éste momento. No puedo asimilar lo que acaba de ocurrir, solo miro cómo varios chicos regresan a sus asientos después. Algunos aún me observan como si haya cometido el peor de los crímenes.

✔️MONSTRUO (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora