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Abro mis ojos con lentitud y al percatarme de lo que se encuentra frente a mí... me quedo paralizada. Mi pulso se acelera y todo en mis adentros se revuelve con violencia.

El cielo.

De nuevo estoy viendo el cielo nocturno. Edificios, muchos edificios en ruinas que ahora me rodean. También soy capaz de divisar algunas patrullas que yacen cerca del lugar. Luces de colores iluminan todo y el sonido de las sirenas y del viento arrastrando lo que se encuentra a su paso, me aturde por completo.

Estoy afuera de ese lugar.

Por fin estoy afuera.

No es verdad.

No puede ser verdad...

Soy libre.

Al fin... soy libre.



—¿Estás emocionada, Maddie?

La voz de Julia me hace regresar con sorpresa al aquí, y, desorientada, salgo de la bruma de los recuerdos en la que me había hundido hace un momento. Me animo a enfrentarla y después trato de sonreírle a la mujer de traje oscuro que yace a mi lado manejando.

Asiento, recordando su pregunta.

— ¿Se nota mucho? — No puedo evitar reír nerviosa después. De verdad lo estoy, de verdad... ya no sé cómo ocultarlo —. Lo siento, es sólo... que me distraje con la vista.

Le indico después a la ventana. Ella se limita a negar con la cabeza y después esboza una mueca graciosa.

— Oh, claro. Lo disimulas tan bien. Para nada se nota cómo destrozas a esa pobre bolsa con tus temblorosas manos.

Mis mejillas se sienten arder y eso es lo único que necesito para saber que me he ruborizado cómo una tonta. Julia igual sonríe y regresa su atención al frente, ya que continúa conduciendo por el mojado y oscuro camino de piedra. Las luces de las farolas y de la luna siendo una hermosa iluminación que brilla sobre el cristal de las ventanas por donde ahora resbalan las gotas de la lluvia.

— Tranquila, es normal que estés nerviosa, pero recuerda que este cambio es para bien. Te lo prometo.

Asiento débilmente, porque aún desconfío de mi voz para poder hablar. Trato de mantener difícilmente a las lágrimas cautivas dentro de mis ojos para, al menos, ya no exagerar tanto con mi infantil entusiasmo, pero es que la verdad ya lo siento desbordar de mí.

Con Julia ya no me incómoda tanto reaccionar de esta manera. Ella ya me entiende con todo lo que le ha visto, pero ya sería la milésima vez en este día que me vería llorar cómo una ridícula sentimental. Debo controlarme. Sin embargo no puedo evitarlo. Estoy tan feliz... que, incluso, siento no caber en mí.

Es la primera vez que me siento así...

Es la primera vez que respiro con tranquilidad.

Desvío mi mirada hacia la ventanilla que se encuentra a mi costado, y que delata a la iluminada ciudad de Londres en todo su mágico esplendor. Es tan increíble y, ahora que he tenido la oportunidad de verla, me llena de tanta euforia. Jamás había disfrutado tanto de la noche, porque es justo en esta noche... en la que por primera vez me siento libre y tranquila.

✔️MONSTRUO (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora