·29·

119 23 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


































Todo dentro de mí no deja de sentirse alarmado, mi corazón late tan fuerte que incluso soy capaz de escucharlo detrás de mis oídos. Mis manos tiemblan, al igual que mis piernas al avanzar rápidamente por un blanco y poco atestado pasillo de hospital.

<<Oh Hunter...

¿Qué fue lo que intentaste hacer?

¿Por qué?... ¿Por qué llegaste al grado de...?>>

El monstruo de la culpa no ha dejado de rugir desde mis adentros y tampoco ha dejado de torturarme con mil reclamos al respecto de lo que pasó con ese chico de ojos dorados y el cual tuvo que ser atendido de emergencia por desangramiento hace unas horas. Eso, bueno, fue de lo que me enteró hace apenas unas horas una muy nerviosa y preocupada Lindsey.  La había llamado para preguntarte si todo estaba bien, y vaya que fuí oportuna al hacerlo, (al menos eso creo hablando por mí), porque fue justo en ese momento que estaban trasladando a Hunter, ella y su madre, a una sala de emergencias.

Por lo nerviosa y apurada que estaba ella no pudo explicarme bien lo que pasó, y yo tampoco tuve el valor, o no contemplé en indagar más al respecto, porque de inmediato me enfoqué en pedirle la dirección de a donde se dirigirían con él. Mi cabeza está hecha un mar de pánico desde entonces. Lo único que pude hacer después de terminar esa llamada con ella fue activarme para alistar todo para mi salida hacia el hospital.

Julia se encuentra fuera como de costumbre, arreglando asuntos en su oficina. Y, aunque me había dejado la condición de no salir de noche, tuve que romper la promesa que hice de obedecerla, pues tratándose de él... no me importa arriesgarme, ni siquiera si me meto en un seguro problema con mi madre adoptiva.

Necesito saber qué pasó...

Necesito saber si está bien... Aunque él ya no quiera verme en pintura.

Había pasado una semana desde la noche de la obra y, desde lo ocurrido con esa discusión que tuvimos después de ella..., él volvió a distanciarse de mí. Ni siquiera se atrevía a mirarme a los ojos. Sentí con más fuerza su indiferencia. Sin embargo... sé que esta vez no puedo defenderme. No puedo culparlo de eso ni del dolor con el que me ha llenado con su rechazo, pues yo le provoqué uno peor esa noche en la que me dejé expuesta ante susurros descuidados con él.

Tiene razón al molestarse, tiene razón al sentirse traicionado porque todo lo que me dijo esa noche... es verdad. Soy una farsa, soy una imbécil patética que, por ser justamente una imbécil, no se percató del daño que ocasionaría con tantas mentiras. Algún día tendría que pagar por haber creado un ridículo teatro en donde me mostraba cómo a una pobre huérfana que sólo intentaba encajar con los demás, y tomar la vida perfecta de una persona que es totalmente diferente a lo que soy y a lo que he sido desde que llegué a este mundo...

✔️MONSTRUO (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora