catorce.

617 58 5
                                    

Ya había perdido la cuenta de cuando fue la última vez que vió a Jungkook y sinceramente, lo extrañaba. Se había aclarado durante mucho tiempo sus sentimientos, llegando a entender que lo de jimin sólo había sido pasajero ya que sólo pensaba en cuando se la había metido y nada más, todo el abuso lo olvidó, al menos eso quiso pretender.

Actualmente estaba por terminar el bachillerato y salía con taemin. Algo inesperado ¿Verdad?
Simplemente no sabía cuándo fue que su amigo interrumpió en sus pensamientos, no cayó en cuenta de cuándo había sido que comenzó a sentir cosas por él, tal vez la seguridad que le brindaba fueron una de las cosas que le atrajo.

Lo que realmente pasaba, era que a veces le encontraba ángulos de Jimin. ¿Cómo? Ambos bailaban bien cuando de eso se trataba, y a ambos les quedaba bastante bien el color gris plateado en el cabello junto al negro, su físico sin darse cuenta se moldeo ligeramente al de jimin siendo eso lo que le atrajo de Taemin a Yoongi.

Hoseok salía una chica de un grado menos pero aún así, a él no le importó, siempre iba con ella a todos lados, he incluso se les vió salir del baño de chicos un par de veces sin ser vistos por los inspectores de pasillo. Icónico, quién lo diría, Jung Hoseok sólo tenía cara de angelito.

Todos habían cambiado en la ausencia de los Park, ya nadie los mencionaba, nadie molestaba ni maltrataba a Yoongi y eso, era reconfortante pasa sus amigos y claramente para él.

Por otro lado, Jungkook y Jimin ya habían organizado su propia familia sin darse cuenta de la cantidad, siendo ellos los líderes de la nueva mafia que comenzó a hacerse muy conocida por corea después de haber irrumpido en la casa presidencial armados, robando todo lo que tenían de valor, logrando así intimidar al mismísimo presidente de su país en aquél momento.

Era de esperarse que después de eso comenzarán a buscarlos por todos lados como si fueran una amenaza letal.

Pero ellos no lo veían de esa manera, simplemente eran jóvenes de la actual generación con habilidades desconocidas para las personas aferradas a viejas costumbres.

El nombre de su organización aún no salía a la luz, ni mucho menos sus identidades y/o nombres. Puntos a su favor.

Tenían mucho dinero ya que hace un par de meses consiguieron aliarse a una Mafia extranjera exportadora de drogas, entre otras cosas. Haciéndose uno de los más ricos en el sector en el que vivían, logrando comprar una casa enorme con la que tanto soñaban. Eran felices.

Todo marchaba bien, pero, Jimin planeaba llevarse cierta persona con él para tenerlo cerca. Había peleado muchas veces con Jungkook, por el echo de que cada vez aparecía con alguien diferente que le duraba una semana y luego las dejaba. Se volvió un mujeriego de primera desde que todo se les hizo fácil económicamente.

Un dolor de culo para él de vez en cuando, ya que cada vez que discutían sacaba a tema lo que había hecho Jimin con Yoongi el último día de clases al cual no asistió por haber contraído gripe.

Jungkook estaba sentido, tanto con su primo que con Min Yoongi. Solía llorar cuando pensaba en ello, aunque ya no le dolía, si no que sólo lo sacaba para callar de una a su primo, siendo muy efectivo. Debió de estudiar actuación, no se le daba mal.

Algo en ellos había cambiado definitivamente, pero lo dejaban pasar, y lo único que querían ambos era una cosa, compartían esa necesidad de querer a yoongi al lado de ambos, pero ambos eran egoístas, Jimin no era conciente pero Jungkook sí, y sabía que tenerlo ahí junto a ambos sería un problema.

Siempre se oponía ante ese pensamiento ajeno a él, ya que el que quería eso era solamente jimin, queriendo arruinar su tranquilidad tanto mental como sentimental. Era un maldito fastidio pensar en que tendría que compartir al único chico que le gustó mucho y que tal vez le siga gustando. Tenía miedo.

No quería enfrentarlo y escuchar del más bajito lo que ya escuchó por parte de su odioso primo mal de la cabeza.

¿Amor o Obsesión? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora