Capítulo 21
Sentía su piel arder, sus ojos llorar y el calor abrazador de aquel lugar. ¿Como de un segundo a otro todas las sonrisas se habían esfumado? ¿Una vela caída? ¿Un cigarrillo mal apagado? No, no lo sabía y no entendía cómo se encontraba en esa situación, como de un segundo a otro todo estaba ardiendo en llamas, aquella bella casa que sus padres tenían para irse en fiestas de año nuevo y navidad en el estado de Minnesota, la nieve. Todo aquello se estaba esfumando por el maldito incendio que se desataba sobre la casa. Gritó su nombre, una, dos, hasta tres veces pero ni llanto oía. Menos mal había llegado antes de su salida porque había rescatado a su hermana que se encontraba desmayada. ¿Y si en un descuido o mareo ella había sido la causante de esto? Al otro día llegarían sus padres y el esposo de Juliana, su cuñado. Por eso Daniela había decidido llegar antes con su hermana y su pequeño sobrino para preparar la casa. Ahora se encontraba buscando desesperadamente a su pequeño ahijado, gritando con lo máximo de fuerzas posibles, el humo se volvió más denso y la vista se le dificultaba, pero la necesidad de encontrar a su pequeño sobrino era lo que más la ayudaba a sobrellevar esto.
Daniela: ¡Mateeeeeeeeol! –llorando atormentada abrió de una sola patada la habitación donde su sobrino se encontraba. La sorpresa fue mayor, su sobrino iba a ser alcanzado por las llamas en un segundo. El bebé estaba inconsciente por aspirar tanto humo, su cuerpo estaba acostado en su adorable cuna- ¡Mateeeo!
Martes 1 de Noviembre 2015
Sus ojos se abrieron de golpe con esa asquerosa sensación de angustia en el pecho. Rápidamente se paró hacia el baño para mirarse la cara en el espejo, tanteársela con los dedos y comprobar que todo había sido una pesadilla.
Su corazón aun martilleaba en su pecho mientras caminaba en ropa interior y una camiseta en la parte superior. Aún tenía tiempo para desayunar aunque no mucho porque la pesadilla le había tomado bastantes minutos. ¿Sería algo premonitorio? Pidió porque no fuese así, la verdad jamás tuvo sueños que predijeran cosas. Lamentablemente no tenía idea o no quería admitir que su mente estaba siendo perturbada por la tristeza de otra cosa. Aún recordaba ese día que tuvo que contarle la verdad a la pobre muchachita, cómo su madre había ido por intuición propia a la clínica para sacarla de aquel amargo ambiente. ¿Cómo sobrellevar la pena? Si le dijeran que no le quedaba demasiado definitivamente ella no podría. Se sentó en la mesilla para tomar la cuchara y comer el cereal con rabia contra las injusticias. "No eres tú quien se va a morir a causa del SIDA" . Las palabras de esa morena habían reflejado tanta desesperación por algo que no tenía remedio. ¿Cómo podrían quitarle un tumor que estaba algo ramificado y en el centro de su cerebro? Era imposible, más cuando su salud era débil producto del VIH y todas las consecuencias de ese infame virus.
Daniela: Prometí cuidar a mis pacientes –apretó la cuchara y la golpeó con la mesa- mejorar su salud, ¡darles solución! –se llevó las manos a la cara antes de dejar que la angustia le ganara a la resistencia.
Eva Luna: Pero eres muy joven aún, recién estás comenzando. -La castaña se volteó rápidamente al ver la figura de su mejor amiga allí, parada junto a la entrada de la cocina- Necesitamos conversar Daniela, eres mi mejor amiga y recuerda que tengo una copia de la llave de tu casa. -Antes de que dijera algo, caminó hacia ella para abrazarla por la espalda. La conocía, algo estaba pasando, su cuerpo estaba algo tembloroso y parecía necesitar demasiado ese contacto- ¿Es inoportuna mi visita antes de irme a la universidad? Yo no lo creo.
Daniela: Mis padres quisieron ir a dormir donde Juliana anoche, por eso mi...
Eva Luna: ¿Tu sexy apariencia? Fiore debe pensar que si estás sexy...-miró las bragas de su amiga pensando que era una muchacha con privilegios. Cualquiera quisiera estar en su posición, más ella no la miraba con ojos de deseo como tantos hombres y mujeres en la calle, en su trabajo o simplemente en los locales nocturnos. Como si estuviese en su casa, la rubia tomó la caja de los cereales y se sirvió en un plato- ¿y bien?