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Capítulo 51

Su corazón latió muy fuerte pues acababa de ser amenazada, tan solo murmuró un está bien a la propuesta que le habían hecho hace unos segundos. Cortó la llamada y esbozó una sonrisa a Camilo para tranquilizarlo, lo que menos deseaba era preocupar al resto por asuntos de su propia salud, ya bastante hacían por ella. El castaño entrecerró los ojos, la abrazó fuerte y le murmuró que fueran por un helado y a pensar en otra cosa que no fueran los exámenes que se había hecho. Pidió el suyo de chocolate, su helado favorito y aunque trató de meterse de lleno en la conversación que tenía con su amigo, pensar en la llamada hace poco recibida la descolocaba por completo y hasta las piernas le temblaban

Camilo: Creo que no ha sido el momento para comprarte un helado, ¿tienes frío? Mira como tiemblas.

María José: –la morena esbozó una sonrisa al ver la preocupación de él- No te preocupes. ¿Tienes pensado que haremos mañana para recibir a Eva Luna? –mientras antes cambiaran el tema, mucho mejor.

Camilo: -sonrió cual bobo- ¿Te parece pedir comida china y japonesa?

María José: Habrá que ver, tal vez Daniela y Kim también quieran verla -asintió pensando lo que no había considerado. Eva Luna era la mejor amiga de ellas y por no haberse visto en navidad y año nuevo, lo más probable era que quisieran reunirse. Con la cuchara metió un poco de helado en su boca, tenía la mirada perdida en las personas que caminaban por fuera de la cafetería pero con el pensamiento fijo en otras porquerías. En una llamada de la que nadie tenía conocimiento, sólo ella.

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Estaba arreglando su cabello frente al espejo con cuidado, mirando fijamente a su reflejo. Era evidente cuanto la mano le temblaba y tenía dos motivos claros para ello. Daniela hace poco la había llamado preocupada para saber cómo le había ido con los exámenes, comentando también que el amigo de Juliana estaba mejor. Su oportuna reanimación cardiopulmonar le había salvado la vida. Era claro que había omitido el tema de la llamada porque no iba a permitir preocupar a la mujer que tanto quería. Lo difícil vino después, con una voz dulce le había preguntado si tenía el tiempo para acompañarla a ir de compras al supermercado. Estaba entusiasmada y sumamente contenta, Valeria llegaría a Estados Unidos pero con su mamá y sus dos hermanas y quería darles una cena de bienvenida, mas, la morena le había dicho que no podía acompañarla. Por el tono de voz, Calle se había preocupado pero por más que quiso preguntarle a su pequeña, ésta no le dio una respuesta que la convenciera del todo, hasta su tono de voz parecía diferente. Y sí, le había ocultado lo que ahora pasaría.

Tomó su chaqueta, se colocó guantes y salió del departamento para tomar un taxi.

Quería llorar, sabía que no estaba haciendo las cosas de la manera correcta pero tenía mucho miedo. Paró en la dirección que le habían indicado, bajando temerosa y observó sigilosamente el lugar. Entró al restaurante y tal como dijeron, se encontraban dos personas sentadas en la última mesa.

María José: ¿Ustedes son los de la llamada? –Los miro sin percibir sus rostros por los menús que los cubrían.

Perrie: Nos hemos visto, y lo recuerdas muy bien, fui yo quien casi te atropella –le tendió la mano- Perrie Edwards, ya conoces mi nombre, y esté es mi hermano, Demian Edwards. ¿Te apetece algo de comer?

María José: -Los observó con miedo, sin aceptar el saludo- Como... no puedo creerlo, joder –miro a la doctora fijamente para luego desviar la vista a su hermano- ¿Martha y tú juntos?

Demian: No te incumbe como la llegué a conocer, sólo te diré que a cambio de dinero tu madre puede hacer cosas que ninguna otra mujer sabe, es un placer conocerte de todos modos. Pero vayamos al grano, sé que la están buscando ante la ley por supuesto asesinato de quien fue tu padre, y sé que entró a tu departamento en busca de dinero.

bittersweet feeling | caché.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora