Capítulo 31
Antes de que ella contestara algo, Fiore D'Angelo se levantó del sofá con una notable elegancia y les indicó a las modelos que podían tomar un descanso de 20 minutos para comer algo, luego volverían para seguir ensayando. La italiana le sonrió a María José pues su rostro aún era de notable desconcierto ante la "pequeña ayuda" que le estaba dando. La morena sintió la necesidad de leer una, dos y hasta tres veces el papel que tenía entre sus manos para poder creerle. Apretó los labios para que sus ojos no se humedecieran de lágrimas, lamentablemente no logró evitarlo porque estaba emocionada, creyendo una vez más que no estaba sola en este camino hacia "ser un ángel".
Fiore: De inmediato quiero aclararte que no tengo intenciones dobles con esto. -Le sostuvo la mano con cuidado- Tengo una hermana de tu misma edad a quien amo mucho, es bella y lista, está estudiando en la universidad allá en Italia y no me imagino si pasara por lo mismo que tú; además de que me he visto involucrada con todo tipo de gente, conozco muy bien las aspiraciones de los jóvenes, las metas que todos nos ponemos en la vida y no sabes cuánto me emociona que Daniela haga tantas cosas buenas por sus pacientes. Así que créelo, porque en un rato más tendrás que pasar a un estudio para fotografiarte.
María José: ¿Fotografiarme ya? –Puso ambas manos en su rostro- estoy muy desaliñada como para eso.
Fiore: Te harán limpieza facial, te maquillarán y prepararan, no te preocupes, pero es necesario si queremos que mis colegas sigan pensando que eres una buena elección. Si llegas a firmar el contrato y claro gustarle a mis colegas, tu primer proyecto será algo bastante importante para empezar.
María José: ¿Qué proyecto? –el brillo de sus ojos entusiasmó a la italiana.
Fiore: Si las fotos impresionan y encantan, te elegiremos para ser la figura de Ecko Red -María José gimió impresionada- tenemos un contrato como empresa de modelos con ellos y están buscando una figura joven, aún no la encuentran así que, manos a la obra.
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Estaba sentada muy cómodamente en una silla frente a un espejo lleno de luces mientras los maquillistas la arreglaban. Fiore había tenido que decir que María José era una muchacha con VIH, contar su situación para que el resto de sus colegas accedieran a dejarla entrar así tan fácilmente. Por precaución, la información quedaría en secreto entre ellos, que fielmente cumplirían con el pacto de silencio, claro hasta que por voluntad propia la morena les contara a los demás. Para evitar cualquier accidente, toda la pintura y accesorios para maquillarla serían exclusivamente para ella.
El hombre sostuvo su barbilla para aplicarle algo de base mientras ésta observaba a la nada, sus pensamientos vagaban en el último abrazo que le había dado Daniela y en como ella le susurraba al oído. Le encantaba tanto la forma en que ella la trataba y le dolía a la vez pues sabía que estaba haciendo las cosas mal. Daniela no se fijaría en una mujer 7 años menor, no se fijaría en una muchacha con el tiempo contado, menos estando con Fiore. ¿Es que acaso a ella le gustaba Daniela Calle? Aterrada por la idea meneó el rostro y trató de formar una sonrisa a quien la maquillaba. La italiana le había dado trabajo, tendría dinero para sobrevivir y ser independiente sin pedirle nada a su abuela.
Una mujer encargada de vestirla, le trajo ropa acorde a lo que Ecko Red siempre vendía. ¿Tan buena persona era Fiore D'Angelo? Si resultaba ser imagen de aquella famosa marca, sería una de las mejores cosas que le sucedería antes de fallecer.
XX: Te pruebas estas calzas negras, y estas zapatillas negras con bordes rosados, te aseguro que tu cuerpo se verá sensacional.
Con una sonrisa María José entró al probador. Al mirarse al espejo una vez vestida, se dio cuenta que detrás de tanta enfermedad, detrás de días de sufrimiento había una chica hermosa como en los últimos períodos del High School o los primeros días de la Universidad. ¿Sería difícil convencer a los colegas de la italiana para proponerla a Ecko Red? Por un minuto su ego se elevó a las nubes y permaneció mirando al espejo, más bastó que bajara la vista y se diera cuenta de sus brazos y las cicatrices de los antiguos cortes hechos.