CAPÍTULO IV

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Dash.


Uno, dos...

Repito la secuencia pegándole con todas la fuerza al saco de boxeo intentado despejar mi mente de los recuerdos que vienen nuevamente a hacerme pasar suplicio; atormentándome como lo vienen haciendo todos los jodidos días de mi existencia.

Me sudaba la frente y la espalda. Mi respiración es acelerada pero no me importa. Me enfoco en el objetivo y golpeo con todas mis fuerzas, pero gasto energía en vano porque las voces taladran mi subconsciente.

« ―Ten piedad, juro conseguir el dinero―suplicó el sujeto que se encontraba en un silla listo para su ejecución.

Intenté apartar la mirada evitando que las imágenes desagradables quedaran grabadas de por vida en mi mente, pero entonces el hijo de puta de mi padre gritó "hazlo" y sin pensar mucho apunté a su pecho detonando el sonido que acabaría con la vida de aquel hombre»

¡Dash!gritaron haciendo que los recuerdos se esfumaran regresándome a la realidad.

Salí de mi trance y tiré los guantes de boxeo mientras mi amigo Luke se acercaba y yo trataba de normalizar mi respiración.

Perdón por venir así sin avisarte, pero es importante­ se veía preocupado logrando que todos mis músculos se tensaran.

¿Qué pasó?le cuestioné y caminé a donde reposaba la botella de agua para refrescar mi garganta.

El dudó, pero con una simple mirada le di a entender que era mejor que no se anduviera con rodeos.

Llamó­.

Y con eso mi mundo volvía derrumbarse en segundos.

―Ya sabes lo que eso significa― continuó el dándole vueltas a la habitación, clara muestra que estaba alterado―. Todo se está yendo a la mierda y hay que traerla.

Trataba de pensar con coherencia, pero empecé a marearme y un dolor de cabeza punzante me dejaba en blanco sin poder reaccionar y asimilar la magnitud del problema que se me avecinaba.

Ella...en peligro, no me podía permitir eso, no podía darme el lujo de perderla.

A ella no.

Sabes que no la puedo traer. Acá no, Corre mucho más peligro.

Era cierto, acá en este lugar deplorable, a mi lado, con toda esa gente pisándome los talones terminaría hundiéndola y eso no me lo podría permitir.

­ Mierdamasculla.

Siento que me falta el oxígeno y debo obligarme a calmarme.

¿Qué te dijo?pregunté aterrado por la respuesta.

Su rostro se desencajó y suspiró.

Ayer en la noche recibió una nota de que si no dice tu paradero sufrirá las consecuencias.

Mierda.

Era todo lo que necesitaba para que me enterraran otra estaca en mi corazón. Me odiaba, odiaba que todo el que estuviera a mi alrededor no tuviera una vida normal, todos de alguna manera terminaban encadenados a mi así no quisiera, así pusiera todo mi empeño para dejarlos libres y que pudieran ser felices lejos de este infeliz que todo lo que toca lo contamina, lo daña, lo destruye no dejando nada a su paso.

Miré a mi amigo que me miraba preocupado por la reacción que tendría en los próximos minutos. Normalmente hubiera pateado todo, pero no me encontraba con fuerzas. Aun no asimilaba lo que estaba frente a mis ojos, a lo que me tenía que enfrentar y que creía ya más que resuelto.

Saqué el dinero suficiente para dárselo a Luke.

Ve por ella y tráela sana y salvo, y llévatela contigo, prometo proveerte el dinero que necesites para que vivan bien, pero no puedo ponerme en contacto con ella, eso sería catastrófico para todos suspiro y me tomo el agua que quedaba en el tarro, consiguiendo que mi cuerpo se estabilizara.

El asintió y se fue corriendo lo más rápido posible. No me perdonaría en la vida que le pase algo por no exponerme ante esos hijos de puta que eran peor que una plaga; cuando creías que habían acabado con ellos, aparecen más de la nada esparciéndose como un virus que no le importa acabar con el que se atraviese.

Había estado mucho tiempo quieto, escondiéndome como un cobarde que no daba la cara, pero se había acabado; regresaba Dash Cox, el que alguna vez lo habían tenido bajo sus órdenes y hacían conmigo los que placía.

Pero se acabó, guerra quieren y guerra iban a tener. 

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