CAPÍTULO XIV

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Arienne.


A veces si me preocupa que comamos tanto dulceLía revisaba los tarros de nutella, viendo cuantas calorías contenía.

Yo por mi parte me había atascado de galletas y chocolate. Ella frunció sus labios para posteriormente tomar dos tarros de nutella junto con su montaña de gomitas.

Fuimos a la caja y pusimos todo en su lugar, pero estaba solo el puesto. Empezamos a mirar a nuestro alrededor cuando vimos que un chico empezó a correr hacia donde estábamos nosotras. Era el mismo chico de ese día. Miré a mi amiga quien lo acusaba con la mirada, gesto que no pasó desapercibido por el trabajador.

¿Pasó algo?su expresión era de desconcierto. Empezó a registrar los productos.

Me encogí en mi lugar, incomoda por la tensión que se sentía en el ambiente por parte de ellos. Lía no respondió. Solo se limitaba a mirarlo de brazos cruzados, mientras que el la miraba extrañado por su comportamiento.

Por mi parte, me picaba la lengua por querer preguntarle por su amigo. Hace dos semanas que me había dejado confusa por su reacción. Desde ahí, me prometí a mí misma no volver a intentar buscarlo. He de admitir que no había sido fácil. Ese chico me inquietaba mucho. No sabía que esperar de él, Sus reacciones, su lenguaje, todo era muy incógnito para mí. Es de esos chicos que sabes perfectamente que no son sanos para ti.

Solo dame las cosas­dijo enfurecida Lía.

Miré extrañada, dándome cuenta que me había ensimismado tanto en mis pensamientos que me había desconectado de la realidad.

Luke le entregó la bolsa de mala gana. Ya me iba a dar la vuelta cuando una chica de cabello rojizo se tropezó con con mi amiga, haciéndola estrellar contra el chico que se puso en alerta casi de inmediato.

―Disculpa­―estaba llorando. Su mirada buscó a Luke y con un destello de enojo, le gritó―. ¡He llegado y no esta! ¡Se ha ido!

Luke apartó a Lía quien como yo, estaba igual de desconcertada. Esta gimoteó y dejó que el la abrazara tratando de contenerla.

―Estará bien­.

Ella siguió llorando, dolida.

¡Por qué es así! ¡Por qué se va, no importándole que le pueda pasar algo!

Luke solo la abrazaba. Era triste verla así, tan desesperada.

Lía fue la primera en acercarse y sobarle la espalda con delicadeza. Mi amiga era así, no importaba si no conociera a la persona de nada. Si alguien necesitaba ayuda o ser escuchada, ella se ofrecía gustosa. Era una cualidad muy bonita de ella que siempre estuviera preocupada y dispuesta ayudar al prójimo.

sacó un chocolate y se lo extendió con una sonrisa amable.

El chocolate tiene feniletilamina. Es un buen dulce para la tristeza, ya que ayuda a liberar endorfina y serotonina.

La chica la miró extrañada por explicación tan científica para regalarle el chocolate. Lía le sonrió nerviosamente. Ella Solía expulsar datos demasiados eruditos en esos casos.

La chica se lo aceptó, musitando unas gracias con su voz entrecortada, pero entonces su enojo volvió aparecer en su rostro, encarando nuevamente al chico.

― ¡Hijo de puta!­―estrelló su puño en su pecho―. ¡Si le pasa algo te juro que no te lo perdono!

Todo era demasiado confuso. Yo solo seguía ahí, de pie, observando.

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