CAPÍTULO XXX

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Dash.

Ya había pasado dos días  desde el incidente tan lamentable que sucedió en el instituto del pueblo. ese misma noche contacté a Azahar para que me ayudara a sacar a mi mejor amigo de la comisaría. el desde la distancia intentó todo lo posible porque aquella misma noche estuviera en libertad. Sin embargo  las influencias y el gran poder que había creado el alcalde de aquel diminuto pueblo era casi impenetrable, causando que las importantes influencias y aliados que tuviera el árabe a su favor esa vez no sirvieran para mucho. la única opción en ese momento era pagar la fianza que exigían, la cual era de un precio exagerado, pero estaba dispuesto a pagar cualquier suma de dinero con tal de que Luke saliera lo antes posible de aquel lugar, al fin de cuentas el culpable de todo aquello era yo.

Azahar había sido otro amigo que podía considerar incondicional. se comprometió a viajar aquella misma noche para ayudarlo con todo lo que estaba pasando.

Estaba desesperado y muy estresado. El consumo de cigarro había aumentando tanto, que hasta yo estaba llegando a preocuparme. Ya había perdido cuantas cajetillas consumí en tan solo 48 horas.

Melody se la ha pasado llorando todo el rato, logrando que mi estado empeorara. Mi preocupación  alcanzara niveles altísimos y la sensación de impotencia no dejaba que estuviera quieto. ya había recorrido el largo pasillo de la biblioteca un sinfín de veces.

Los recuerdos azotaban a mi mente estando despierto, no comía y solo podía desconectarme prendiendo cigarro tras cigarro. No había terminado uno cuando ya sentía la necesidad inherente de sacar otro. Mis manos sudaban frio y constantemente tenia que limpiarlas en mi jean desgastado, pero era inútil; era una sudoración incontrolable.

Había logrado recargar mi cabeza contra el escritorio de circulación, procurando regular mi respiración, cerrando mis ojos y convenciéndome que todo estaba bien, que Luke estaría bien, mi herma estaría bien y la chica de ojos bonitos estaría a salvo.

A pesar de que sentía que la calma llegaba a mi, el estruendoso ruido que vino desde la pesada puerta, haciéndome sobresaltar a mí y a Melody que de inmediato salió de la habitación. Ella no esperó ni un segundo, con impaciencia corrió a la salida, instintivamente me levanté y fui tras ella para detenerla, podía ser muy peligroso, pero fue mas ágil y rápida; abrió la pesada puerta y tras salir después de ella, pude entender su cara de consternación. Volteé  y entonces pude sentir como el aire abandonaba mis pulmones para dejar una agonía.

Miré a todos mis alrededores en alerta, y quise correr hasta encontrar a la persona hija de puta que había hecho esto, pero sabía que no encontraría nada. Aquel sujeto ya se había adentrado al inmenso bosque.

Quise gritar de la rabia  y el dolor que eso podría llegar a ocasionar tanto en mí como en mi hermana.

Habían puesto con pintura roja en toda la entrada de la biblioteca la siguiente frase:

"Nadie a tu alrededor esta a salvo, Dash"

las lagrimas empezaron a correr por mi cara, y mire de reojo a Melody quien tenía un aspecto lamentable; Sus ojeras, su cabello enredado y su cara hinchada debido a las horas incontables de llorar, que lucía tan agotada, y esto último sin duda fue el golpe que necesitabamos para sentir que no quedaban fuerzas.

Observé al suelo donde un sobre blanco se encontraba tirado, con un jazmín marchito pisandolo. Extrañado me agaché a recogerlo para ver lo que había adentro. Mel intentó  arrebatarmelo.

―Alejate― estiré mi brazo y mirándola con seriedad, me alejé unos cuantos pasos.

Al abrir el sobre, sentí el olor a mi madre inconfundiblemente: el olor a jazmines estaba en todo el sobre y el la hoja que estaba pulcramente doblada.

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