CAPÍTULO XXXVI

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Dash.

―¿Qué?― fue la única palabra que logré articular dada la impresión que sentía en ese momento―¿Cómo...?

Azahar despeinó su cabello y reparándolo mas detalladamente a pesar de la estupefacción que sentía, pude ver como sus ojos estabas cansados. Las ojeras pronunciadas que se asentaban bajo sus ojos. Su palidez y el agotamiento que era claro en su semblante.

―El papá de Arienne era nuestro socio― se sentó en la cama descuidada y reclinando su peso sobre su rodillas, prosiguió―: todo iba bien hasta que un día Matthew se llenó de un odio desmedido hacia Henry; Le empezó a poner trabajos que no le competían, trabajos atroces.  Le aumentó la carga de tareas y sobre todo, eran las mas riesgosas, como si quisiera que lo mataran o fuera atrapado.

Las palabras de Azahar era rápidas, tanto que a mi cerebro le estaba costando procesar toda aquella información.

―¿Por qué nunca supe de eso?― arrugué el entre cejo aun mas confundido.

Estaba tan al tanto de todo lo que sucedía allí adentro, en ese imperio tan impenetrable que era confuso que nunca hubiera visto un sujeto así  por allí. 

Azahar negó con su cabeza y clavando su mirada en mi, explicó: 

―Habían negocios que el prefería mantener en secreto. Tu padre era astuto y cauteloso. Actuaba siempre con un Proposito, aunque parecía impulsivo y rabioso el siempre tenía un haz bajo la manga. Siempre me dijo que nunca confió en ti ciegamente. Solo eras un peón en su reino Dash, por eso prefirió guardar muchos de sus juegos retorcidos alejados de ti.

Hijo de puta.

Era lo único que podía pensar de esa escoria.

―¿Pero por qué? ¿Por qué lo mató?― eran las únicas preguntas que seguían rondando en mi mente.

―No lo sé Dash, tampoco me lo confiaba todo. Solo sé que aquella noche estaba especialmente alegre, de buen humor. Estábamos esperando a Henry para darle una gran sorpresa. Nos aliaríamos con los árabes mas temidos; Hasam y Akram. Era un motivo importante para celebrar, todos estábamos desbordando alegría. Todo iba excelentemente bien, brindamos, reímos, pero de repente Henry se empezó a sentir demasiado mal. Me pidió ayuda para poder ir a ver a su hija, pero yo le insistía que era mejor buscar un medico, el se negaba rotundamente, así que lo mande con unos de mis escoltas, no sabía si llegaría, pero por su cara de preocupación sabía que era importante que lo lograra.

El tomó una bocanada de aire, como tratando de calmarse. Sabía que el también había sufrido consecuencias por cometer el grave error de confiar en mi padre como un fiel aliado.

―Nadie  lograba entender lo que sucedió hasta que tu padre se acercó y me dijo que eso le pasaba a todo el que se atrevía a traicionarlo.

Ahora no podía estar mas confundido que antes.

―¿Traicionarlo? ¿Cómo lo traicionó?

―No dio mas información. Solo recuerdo perfectamente como sonrió con tanta malicia que de recordarlo dan arcadas. Luego de eso no tardó mucho en que me traicionara y desde entonces empezó la guerra campal en el cual ya tu estabas involucrado.

Asentí levemente, comprendiendo, atando cabos para poder obtener una pista de qué era lo que podía estar amenazándonos. Fuera lo que fuera entonces también estaba vigilando a Arienne.

―¿Crees que sea alguien de  Hasam y Akram?

―No. Cuando tu padre empezó negocios con Henry aun no habíamos logrado esa alianza. Justo cuando se logró fue que el decidió envenenarlo. Así que ellos no tienen mucha información.

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