CAPÍTULO XXIX

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Dash.

—¿ Que es el escándalo tan lamentable que esta pasando aquí?

Una mujer se abrió paso dentro de la multitud que estaba presenciando la maravillosa escena. 

Miré a Arienne quien apretó sus ojos en signo de preocupación ante la presencia de la señora. No era muy difícil de deducir que se podía tratar de su madre, dado el gran parecido que compartían ambas mujeres.

Su cabello igual de negro y llamativo, con su piel blancuzca y sus ojos cafés que aunque fueran lo más común en la gente, los de ellas tenían cierta chispa, algo que los hacía resaltar.

Sin duda era muy parecidas, pero había algo diferente, y era que mientras  Arienne  tenía un aire de ternura y simpleza, el de su madre era lleno de petulancia y arrogancia  disfrazada de mujer fuerte y amable.

Había aprendido a reconocer fácilmente esos rasgos.

Los ojos de la señora recién llegada se posaron en mí, escaneándome detenidamente , cuyos ojos reparaban cada milímetro de mí cuerpo. Sabía que en su mente todo estaba haciendo click.

Sus ojos hicieron contacto con los míos y pude sentir y percibir la tensión de su cuerpo. Su mirada amenazante y claramente enojada.

Le mantuve la mirada fija e igual de desafiante.

No podía conocerla de absolutamente nada, pero por lo poco que conocía a través de su hija, no podía sentir más que un sentimiento de desagrado.

— Acá está el hombre con el que se divierte tu hija, Luisa— escuché la voz fastidiosa e irritante de Colin taladrando mis oídos.

No bastaba con la golpiza que le había dado mí amigo y ya estaba buscando un segundo round.

— La ambulancia y la policía viene para acá— esta vez fue la voz del director que se hizo escuchar abriéndose paso desesperado entre la docena de estudiantes que teníamos por público—. No voy a permitir este tipo de escándalos.

Miré al sujeto inmundo que estaba siendo atendido por un par de profesoras que trataban de contener la sangre que brotaba de algunas heridas abiertas.

Luke se encontraba siendo sostenido por un par de estudiantes y la amiga de Ari quien aún se encontraba en estado de shock por la situación .

Inconscientemente sonreí. Fue inevitable .Una sonrisa ladina adornó mis labios. Miré a todos los estudiantes y más especialmente enfoqué mí vista en Colin y la señora Luisa que aún nos observaban con ese aire de petulancia.

Todo este tiempo la pasé subyugado a lo que los demás dijeran. Vivía con miedo a enfrentar a cualquier persona que tuviera un mínimo poder. Me escondía y huía por miedo a las consecuencias que eso trajera, pero de verdad me encontraba cansando.

Estaba cansando de las injusticias, de esconderme bajo superficie y ver tras un diminuto hoyo todo lo que pasaba a mí alrededor.

Ya no quería eso para mí y mucho menos para las personas que me rodeaban.

Siempre había estado trabajando para los del bando equivocado y quería que eso cambiara. Quería hacer algo por mí y por la gente que me quedaba y me importaba. Iba a empezar a luchar en contra aquellas injusticias que sucedían a diario a las personas que menos deberían pasar por ello.

Y si debía empezar por Arienne ,así sería. Pero otro hombre no de iba a salir con la suya. No puede ir por la vida abusando de las mujeres y después hacerlas quedar a ellas como las malas de la historia.

Al menos mientras yo viva en este pueblo, el que se atreviera hacer aquello tendría que pagar un precio muy alto.

—Este pueblo es lamentable. Direccionamos la culpa donde no deberíamos.

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