El final se acerca. Sucede algo inesperado gracias a lo que Jaz tendrá que hacer un cambio de planes y luchar por escapar de esa situación, pero finalmente logra encontrar a sus amigos y la caza de Horrocruxes comienza.
Jaz tendrá que superar prue...
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Jaz y Ron se dirigieron a buscar el despacho de Yaxley mientras conversaban. La chica le explicó brevemente a su amigo cómo era que los había encontrado.
—Hiciste bien en esconderte de nosotros —comentó Ron cuando curvaban por un oscuro pasillo vacío—. Si Harry te viera, se vuelve loco en serio y arruina todo, estoy seguro. Supieras cómo se ha comportado sin ti. Ese realmente te ama. Le afectó demasiado que te llevaran, ¡e imagínate cuando leyó que estabas supuestamente muerta! No diré que lloró porque no quiero arruinarle su imagen de chico fuerte y valiente ante ti. Pero lo encontré en el baño y me dijo que le entró jabón a los ojos. —Jaz soltó una risa y negó con la cabeza—. Pero debo decir que nunca creímos en ese artículo porque sabemos que eres fantástica, aunque en un principio igual se sintió como real.
Jaz sonrió con ternura.
—Te extrañamos demasiado, todos —continuó Ron—. Harry quería ir a buscarte si no volvías después de hacer esto, pero Hermione y yo le decíamos que era peligroso y que podrías escapar tú sola. Pero él insistía. Ya sabes, Harry y su complejo de comportarse como un caballero contigo. Yo sabía que le dirías algo como «Que ni se te ocurra, ya puedo yo solita» o «Mira, soy una chica fuerte e independiente».
—Sí, es cierto —admitió ella entre risas, que sentía que no podía estar más contenta. Dio un salto al recordar y comentó rápidamente en voz baja—: Kreacher me dijo que Umbridge tiene el guardapelo real, ¿es cierto?
—Lo es...
Pero se quedó en silencio de golpe y Jaz se escondió rápidamente detrás de él para convertirse en fénix en un segundo. Desde una puerta negra del pasillo había salido una mujer atractiva, morena y con el cabello rizado. El fénix voló hasta el hombro de Ron y se posó ahí.
—¿Con quién hablabas, Cattermole? —preguntó Diane acercándose al hombre. Tenía la varita empuñada en la mano. Jaz pensó que había reconocido su voz.
—Con mi pajarito —contestó Ron con voz chillona y muy rojo. Jaz le dio un mordisco en la oreja—. ¡Au...! ¿Por qué?
—Me pareció oír la voz de... mi hija —murmuró Diane mirando al fénix con los ojos entornados.
—Oh... Humm... La pérdida es difícil, me pasó con mi abuelita —repuso Ron nerviosamente—. Por cierto, mis condolencias. Debió ser una chica muy simpática.
—Sí, lo era —masculló Diane, dándose la vuelta y acercándose a los ascensores.
Ron salió corriendo hasta el despacho de Yaxley con Jaz aún temblando de miedo en su hombro. Cuando entraron en él, el ave abrió sus alas para bajarse del hombro de su amigo, pero resultó cayendo al piso ya que estaba todo mojado y sus plumas no tardaron en empaparse por completo.