KLEIST - [Siniestros Pecados 1]

🥀━━━𝐕𝐈𝐄𝐑𝐔𝐍𝐃𝐃𝐑𝐄𝐈ß𝐈𝐆

CAPÍTULO 34

SU ESENCIA ES EL FUEGO

YECUM

La jerarquía infernal era la ley del más fuerte aplicada al extremo.

Si bien su origen se remontaba a la madre de los demonios, Lilith, realmente no era tan débil como sus hermanos y hermanas pensaban. Yecum era la tentación viviente, sí, incluso algunos la ofendían llamándola súcubo —cuando ella era un demonio mayor—. Vivió en su momento llena de lujos y almas esclavizadas en los campos infernales, rodeada de amantes, torturando a quienes se negaran a cooperar con ella y de vez en cuando ascendiendo a la tierra para ver más de la humanidad que se reproducía como conejos al pasar de los siglos.

«Una vez me llamé la única mujer, pero fui traicionada y ahora soy muchísimo mejor que ellos, hija mía. Tú eres mi creación más perfecta». Cuando Lilith se dignaba a aparecer, su sabiduría y voz candente, siseante como la mismísima serpiente del Edén, se colaba por todos sus sentidos hasta recordarle lo que era.

Un demonio.

Una bestia desalmada, nada más.

Sin embargo, la ley de los demonios, estaba grabado con sangre que solo el más poderoso y cruel someterá a los demás hasta reinar y aquello estaba aplastándole la nuca. El otro demonio en Mittenwald estaba haciéndose cada vez más poderoso. Lo sentía en cada parte de su ser, todos los seres infernales y posiblemente el mismísimo rey si este no estaba ocupado con otros asuntos.

Y buscarlo hasta matarlo o llevárselo de vuelta al lugar de donde venía era una tarea personal. Porque vivir en la tierra ya era una costumbre, empaparse de la naturaleza e instintos humanos un aprendizaje nuevo a cada minuto y también explorar aquello que los conformaba en mayor medida que sangre, neuronas, huesos y órganos perfectamente acomodados.

Las emociones.

Como la pequeña Wanda no contestaba sus llamadas hacía días decidió aparecerse en su casa, seguir su rastro de olor hasta dar con ella encerrada en el baño.