🥀━━━𝐅𝐔̈𝐍𝐅𝐔𝐍𝐃𝐕𝐈𝐄𝐑𝐙𝐈𝐆

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CAPÍTULO 45

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CAPÍTULO 45

MENSAJEROS DE LUZ

DORIAN

—¿Eso es todo? ¿Así sin más?

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—¿Eso es todo? ¿Así sin más?

—¿Qué más querías escuchar, Dorian? —Kay se encogió de hombros— Es todo. ¿Podrás hacerlo?

—Si me dejan entrar de nuevo en la casa al menos para estar con Max y Robin, lo haré.

—No puedo prometerlo.

Para Dorian, los límites eran un problema. No podía respetarlos, más cuando si de amigos cercanos se trataba. Tras enterarse de todos los acontecimientos sucedidos alrededor de la familia Kleist y con ello que se les negara el acceso a extraños como él: no querían conocer, y en palabras de Jocelyn Kleist, más niñitos sin papás.

Para su desgracia era otro niñito sin papás, pero no le importaba de a mucho. Tenía metas por cumplir y objetivos cada vez más cercanos. Nunca antes había tenido a Agramón tan cerca, y esperaba tener de nuevo la oportunidad para ponerle fin a ese demonio tan molesto.

Muchos le llamaban loco, pero quería destruir al miedo.

Es por ello que, tras recuperarse y enterarse de la boca de Kay Novak su nueva misión, no pudo resistirse a aceptar.

Su misión era negociar con los miembros del Nido, en especial Dai Sprenger. Debía obtener la mayor cantidad de información posible de los enemigos visibles de la familia, pues lidiar con tantas cartas misteriosas sin un rostro con el cual asociarlas estresaba a los brujos. Al menos, sabían que Azazel y Agramón trabajaban juntos, por lo que capturando a uno tendrían el paradero del otro si tenían suerte.

Dorian observó con cuidado cada detalle mientras caminaba por los terrenos del Nido. Las prendas blancas que había tomado prestadas del armario de Kay le cubrían completamente, incluyendo un pañuelo que ocultaba su cabello blanco. Sin embargo, esta vez no llevaba su habitual atuendo oscuro con el cual se sentía más cómodo a la hora de cazar. En su lugar, vestía prendas claras, una túnica blanca que le llegaba hasta los tobillos y un capuchón que cubría su cabello, todo en un intento de mezclarse con la comunidad del Nido. Tenía escondida en su brazo izquierdo una daga de plata, pues una pistola sería muy ruidosa en caso de tener un altercado. Esta estaba sujeta en un soporte artesanal atado a su brazo, oculto ante la vista de otros.

KLEIST - [Siniestros Pecados 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora