Capítulo 24

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Katherine
Estaba temblando y no solo era por el frío que hacía, si no, por las sospechosas miradas que daba el señor hacia atrás, me daba tanto miedo que le di la dirección de unas cuadras cerca del internado solo por precaución.

El señor era de unos 50 años y tenía aspecto malo, no es por juzgar a las personas ni nada, pero algo en mi me dice que este señor no es de las buenas personas. Tiene los ojos un poco rojos y espero no sea por lo que me imagino. Veo cómo me llega una notificación al celular de que alguien activo la opción para rastrearme, no le tome importancia tal vez alguien le dio sin querer.

Vi como el señor dio vuelta en una curva que no conocía y al ver cómo era la calle me pregunté porque de repente se había hecho de noche y porque de repente sentía escalofríos. El señor seguía mirando hacia mi dirección, pero esta vez miro hacia un punto diferente, miro hacia mi regazo, sentí como la sensación de asco invadía todo de mi. De repente el señor paró el auto y yo aterrorizada hablé:

- Señor, ¿t-todo bien? - El señor solo volteo a verme y abrió la parte donde recargas tu brazo, podía sentir como mi corazón palpitaba cada vez más fuerte cuando la figura de un arma asomó. El señor giro hacia mi y me amenazo.

- Shh, no digas nada o pongas fuerza, bonita, que esto que tengo aquí te puede matar de un solo disparo - podía sentir mis ojos arder y unas lagrimas amenazaban con salir.

El señor cada vez se acercaba más a mi y no se como, pero se pasó al siento de atrás, Justo a mi lado. Yo estaba inmóvil no podía hacer nada, lo que sentía era muy fuerte que me quede paralizada, mi miedo se transformó en terror y sin pensar solté - Mis padres se van a enterar y te van a refundir en la cárcel - pero ni se inmuto.

- Ya se quienes son tus padres, bonita. Ellos me hicieron la vida imposible y ahora con lo que te voy a hacer a ti, creo que será como mi venganza.

No podía de verdad no podía, solo unas pocas lágrimas se resbalaron por mis mejillas. El señor cada vez se acercaba más, pero sin separar el arma de mi cara, que estaba tan cerca que con un disparo estoy segura de que mi vida acabaría allí.

El señor se acercó más y desabrochó mi abrigo, me lo quito y después siguió sin mi blusa.

Daniel
Active la notificación de rastreo, ahora estaba rastreando el celular de Katherine, no me importaba si estaba exagerando, pero estas calles son inseguras, me orille y vi el camino por el que me mandaba la aplicación, estaba agradecido de que se hubiera parado, estaba a solo unos minutos.

Seguía conduciendo y mientras más me acercaba a ella las calles cada vez más se veían oscuras y turbias, no soy católico, pero le rogaba a Dios que Kath estuviera bien, es de las personas que más amo.

Que más amo...

Me fijé en el celular y solo decía que estaba unos pasos al frente, pero solo veía un taxi estacionado, una idea espantosa me llevo a salir rápidamente del auto y fui a grandes zancadas al taxi. Mientras más me acercaba y veía dentro de él, cada vez la ira me consumía, pude identificar a Kath, y rabia corría por mis venas.

Llegue y abrí la puerta de los asientos traseros con una velocidad que ni flash tiene, y al ver a Kath llorando con un señor amenazándola con un arma y tratando de quietarle la ropa, me enoje mas (si se podía) saque al Kath, jalándola del brazo, pero el señor no estaba para nada contento, y entonces pasó muy rápido.

El señor salió y con su arma disparo.

¡Pum!

Por un momento quede paralizado, pero por el hecho de que a mi no me disparo, si no a Kath, volteé a verla y ella estaba llorando baje mi vista a su estómago y vi sangre, mucha sangre. Mi vista se nubló y rápidamente cargué a Kath, la lleve al auto y conduje lo más rápido que podía, tenía mi mano en su estómago tratando de hacer presión para que dejara de salir sangre.

Llegamos en cuestión de pocos minutos, baje a Kath rápidamente y la lleve a urgencias.

- ¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! ¡Un médico! - grite desesperado. Vi q Kath y estaba cerrando los ojos.

No podía, me dolía verla así, grite cada vez más, pero parecía que nadie me escuchara hasta que y unos médicos llegaron con una camilla.

- No cierres los ojos, Kath, no lo hagas por favor, te amo tanto, como para perderte.

Iba con ella en la camilla mientras que mis doctores la empujaban y decían que había una paciente herida por una bala. Odio haberla dejado ir, sola, si algo le pasa yo caería en un dolor agonizante, ella me ha ayudado en mucho, y perderla sería mi perdición.

- Lo siento, pero ya no puede venir con nosotros. - informó un enfermero. Yo paralizado y como en otro mundo solo asentí y me quede ahí viendo cómo se la llevaban en esa camilla hacia el area de quirófano.

[...]

Habían pasado unos 20 minutos desde que se la llevaron y todavía no reaccionaba, hasta que una enfermera me sentó y me dio alcohol para tranquilizarme, de verdad que lo hizo.

Después de despegar de mi como trance,decidí llamar a los padres de Kath, ellos llegaron en pocos minutos que yo sentí como una eternidad, también llame a mi madre, pero le pedí que no dijera nada a Ari, mi madre al principio no estuvo de acuerdo, pero después cambio de opinión y decidió dejarla en casa de una de sus amigas.

[...]
Pasaron horas y nada, todavía no había noticias de Kath, estaba que me moría ahí mismo.

Ver llorar a su madre desconsoladamente y a su padre tratando de calmarla, me rompió más, yo se cuanto la quieren y ahora por mi culpa ella está sufriendo con una herida que puede acabar con su vida. Su vida está en peligro, y todo por mi maldita culpa.

- Familiares de la señorita Martín - dijo un doctor con un traje azul, como si hubiera salido de una operación.

- ¡Aquí!

- Señores, la señorita no está en buen estado, - mi corazón deja de palpitar y lo peor que quiero escuchar me rompe - lamentó informarles que su vida esta en grave peligro, debemos de anestesiarla para...

Y ahí dejo de escuchar y sentir cada cosa a mi alrededor, me mareo mucho mi cabeza no para de doler siento como mis cienes me palpitan muy fuerte.

Kath, se fuerte, yo se que tú puedes.

La mitad de mi ... siempre serás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora