Horas después...
Katherine, sigue estando grave, debido a la pérdida de sangre, la cual fue mucha, aún sigue estando consciente solo que la anestesia fue general y despertará en unos minutos.
Hemos avisado al director sobre esta situación, se mostró triste. No nos hará daño ni a mi ni a Katherine en la calificación, ya que, son vacaciones de Navidad y justo empezaron esta semana, así que Katherine no tiene nada de que preocuparse, solo por su salud, y ya.
El señor Martin, padre de Katherine, ha cancelado muchas reuniones en su empresa debido al pequeño problema de su hija, ya ha mandado a varios especialistas y demás guardia a encontrar al hombre que nos atacó. También ha contratado guardaespaldas, pero yo le pedí personalmente en dejarme ser el guardaespaldas de Katherine, ya que soy su amigo mas cercano, o eso era.
No creo que Kath se lo tome del todo bien, y la verdad no lo hizo.
Tuve que tranquilizar a una Katherine muy enojada e irritada después de que le diera la noticia.
- Kath, por favor, tengo que cuidarte.
- Ya no te tengo confianza,
- Katherine, por el amor de Dios, no seremos amigos, pero déjame cuidarte, no quiero que algo malo te pase.
- Esta bien, solo mantente a mas de diez metro alejado de mí, mientras yo salga, no quiero que te vean conmigo. - sentenció, sin verme con ese brillo como antes hacía, en sus ojos solo había ¿decepción? con tristeza y mucha, pero mucha irritabilidad. Sin duda no le agrada la idea... o no le agrado yo.
[...]
Después de unos días, por fin dieron de alta a Kath. De camino a casa de Kath, ella pide ver a sus amigas, y cambio mi ruta para ir a casa de Camille.
Katherine
Estoy cansada, no he podido descansar nunca, tengo tantos problemas, pero no quiero resolverlos yo misma y quedar rota a medio proceso, quiero que se resuelvan solos, aunque tenga que alejar a las personas a las cuales les tengo afecto.
Camino a casa le pido a Dan, que me lleve a casa de Cam, ella ha estado siempre conmigo y la que siempre me ha apoyado, se podría decir que es mi mejor amiga. Daniel accede y me lleva dirección a la casa de la susodicha, cuando me acerco, le mando un mensaje a Cam, la cual me responde con dos emoticones de emoción.
No me sorprendería verla tan emocionada, yo misma lo estoy y verla me emociona cada vez más. La puerta se abre antes de que pueda tocar el timbre y una Cam muy emocionada me abraza, el dolor en el estomago se hace presente, pero solo hago una mueca y no la aparto.
- ¡Kath, no sabes lo tanto que te extrañe! - anuncia emocionada - ¿Por qué has faltado a clases?
Rayos, aquí viene la curiosidad.
- Mmm, ¿podemos hablar dentro? - menciono mientras doy una rápida mirada hacia Dan. Cam lo nota y acepta rápidamente.
- Dime, ¿Qué paso?
- Bueno...
Después de contarle mi trágica historia puedo notar algunas lagrimas en sus ojos. Ella me agarra las manos y su toque cálido me hace soltar algunas lagrimas con unos silenciosos sollozos.
- Kath, de verdad... no sé que decir, nunca me imagine que personas así existieran. De verdad lo siento mucho. Pero lo más raro, es que Dan quiera cuidarte, no creo que su novia lo haya dejado hacerlo.
- No lo sé, Cam. No lo comprendo, ni si quiera sé si en verdad lo conozco. Me ha mostrado demasiadas facetas amables y cariñosas, pero también ha sacado a luz las peores facetas, con las cuales me ha tratado mal.
Tal vez no se los conté, pero Daniel me había ignorado antes de salir con Caro, un día después de que llegara tarde quise hablarle, de verdad que quise hacerlo, pero el estaba tan enojado que me miro y se fue dejándome con la palabra en la boca, eso fue la gota que derramo el vaso.
Y así, cada vez nos distanciamos más. Ya no siento que tengamos una amistad, aunque mis sentimientos hacia el sean otros, es mejor que nos distanciáramos, pero con él ahora detrás de mi será imposible.
Después de unos minutos Daniel llego a la sala, serio.
- Katherine, debemos irnos, tu padre te necesita.
En la puerta Cam me abraza y susurra: - Llámame si necesitas algo.
No me gusta despedirme así de pronto, pero si mi papá me necesita es por algo.
Llegando a casa, mamá me recibe y me manda al despacho de mi padre, cruzando los pasillos llego a la puerta, la abro y me encuentro a mi papá sentado en la silla de su escritorio, me pide que me siente con un gesto con la mano y obedezco.
- Hija, no se que ha pasado con Daniel, pero él es el mas indicado para cuidarte. Por favor no quiero peleas o que algo mas grave pase ¿ok? Es por tu bien hija, entiéndelo.
- Sí.
- Es todo, puedes irte.
- Papá.
- ¿Sí?
- ¿Por cuanto tiempo debo de tener a Dan detrás de mi?
- Hasta que encontremos al señor, hija. Será pronto te lo juro, no quiero que pases malos días.
- Gracias, papá, adiós.
Me despedí y subí a mi habitación, quería bañarme, me sentía sucia. Llegando al cuarto una oleada de coco con vainilla llega a mis fosas nasales, que bien se siente estar en casa de nuevo, entro al baño con ropa en mano y prosigo a bañarme. El agua caliente corre por mi piel y se siente tan jodidamente bien, de verdad me gusta bañarme.
Termino de bañarme y salgo, cuando veo a Daniel sentado en mi cama, casi me da un ataque al corazón.
- ¿¡Qué rayos haces aquí¡? ¿Qué no sabes lo que es la privacidad?
- Lo siento, pero me envió tu madre para ponerte esto. - enseña una pomada con vendas nuevas.
- Yo puedo ponérmelos sola, no eres mi enfermero. - respondo fría. Me sorprende que pueda ser tan fría.
- No es una pregunta, Katherine. - espeta peligrosamente acercándose a mí, quedando a solo unos centímetros.
Mierda, por qué tiene que ser tan tractivo, agh.
- Yo puedo sola, no necesito tu estúpida ayuda, Daniel. - me defiendo arrebatándole la pomada y las vendas de la mano.
- Claro que puedes sola, pero no quieres.
Dicho esto me sienta en la cama quedando el de cuclillas frente a mi, se ve tan jodidamente bien. Mierda esta tan cerca. Me levanta la blusa rozando la herida y rápido le detengo la mano.
- Cuidado, duele.
- Perdón. - susurra.
Su toque en mi piel es tan cálido, y su cara esta a solo unos centímetros de la mía.
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La mitad de mi ... siempre serás tú
RomanceKatherine Martin, una estudiante de universidad que está por cumplir su décimo dieciocho cumpleaños. Se acuerda de una historia que su abuela le había contado, las almas gemelas. Ella se encuentra intrigada con aquel cuento de su abuela, así decide...