Capítulo 12

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Ya es viernes por la tarde y no puedo estar más emocionado por mi quedada con Hannah. Amaría llamarlo cita…pero no sé si debería.

Estoy muy nervioso. No sé como sentirme, sinceramente. Tengo muchas mariposas en el estomago y quiero, mas bien necesito, que todo salga perfecto. No he tenido muchas citas pero me da igual. Solo quiero que ella me vea bien, que me conozca a fondo y no se quiera ir por mi forma de ser. Zayn siempre dice que soy un poco cabrón, pero muy gracioso. Ojalá le guste. Porque ella me gusta.

Me extraña mucho lo natural que puedo llegar a estar a su lado, es como si fuera una de mis mejores amigas. Pero quiero algo más de ella…Louis, no malpienses.

No.

Me coloco unos pantalones de chándal, las vans y una sudadera. Salgo por la puerta y me encamino  hacia el parque, donde ella y yo habíamos quedado el jueves.

¿Le gustará como voy? Igual debería haberme puesto unos vaqueros.

¿Cómo irá ella? Seguro que preciosa como siempre. Las pocas veces que la he visto, siempre ha ido como un ángel. Un ángel en la Tierra y delante de mí. Se siente como una preciosa luz en frente. Pero no una que sea cegadora, una que te ayuda a abrir los ojos.

Llego al gran recinto y comienzo a caminar por el paseo de arena. Cuando llego a los columpios la veo sentada de espaldas a mí, en un banco.

Todo el sitio está rodeado de árboles, ya secos por la entrada del otoño, y niños jugando por todas partes. Son adorables. Me encantaría tener hijos en el futuro.

Me inclino a su lado y le susurro- ¿Es usted Hannah Montana? Creo que tengo algo que es suyo.

Ella gira rápidamente su cabeza hacia mí y se lanza a abrazarme. Le rodeo la cintura mientras ella me abraza el cuello.

La sonrío cuando se aparta y veo que sus preciosos ojos están rojos y dan la sensación de haber llorado. Mi felicidad desaparece al momento.

-Ey, princesa, ¿Qué ha pasado?

La miro a los ojos y le acaricio la mejilla con el dorso de mi mano.

-Louis, yo…no quiero que te enfades…

-Hannah, –digo seriamente- no me podría enfadar contigo.

Ella suspira mirando al suelo, entrelaza sus manos y noto que se arma de valor para mirarme. Pero no puede.

-¿Quieres que compremos un helado y si quieres hablamos?

Hannah asiente, haciendo mover su pelo rubio y yo la sonrío tierno. Abro la mano delante de nosotros y la miro -¿Puedo, señorita Montana?

Ella me da la mano y apoya su cabeza en mi hombro. Dios que tierna es.

Andamos lentamente hasta que diviso el puesto de helados.

-Creo que somos los únicos que comen helado en otoño –sonrío y ella suelta una pequeña risita. Unas mariposas aparecen entre la parte baja de mi pecho y la alta de mi estómago, y que sonrío mucho- ¿Me esperas aquí? Las estrellas del pop no son vistas comprando helados.

Asiente y se sienta en un banco blanco de piedra, mientras yo me encamino al puesto de helados.

-Hola, dos helados de vainilla, por favor.

La señora me sonríe y mueve su negra melena al darme los dos helados.

-Serán cuatro libras, joven.

Yo encantando le pago y ella me vuelve a brindar una sonrisa.

-¡NO! ¡Déjame en paz! ¡LOUIS!

Get out the way. [Destino II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora