Get out the way. [Destino II]

Final. Era sé una vez un ascensor.

DOS AÑOS MÁS TARDE. Era sé una vez un ascensor...

-¡OH, HARRY POR FAVOR! —ya está Niall tocándome las pelotas (NO LITERAL).

-¿Qué coño te pasa ahora?

-Hazz, deberías dejar de salir tanto, ¡mañana empezamos la universidad! Por Dios.

-Niall, deja mi vida en paz que para eso es mi vida —digo, arreglándome el pelo frente al espejo —vete a casa, fóllate un poco a Joanne y déjame tranquilo. —Finalizo, cogiendo dinero para el taxi y bajando por las escaleras. Niall me sigue.

-Harry, has cambiado mucho. No puedes guardar así tu verdadera sexualidad.

Me paro en seco, me giro y le miro -¿No crees que así mejor que con gente maltratándome? Niall así soy mejor. No me importa nada, gracias por el interés, pero no gracias.

Salgo por la puerta de mi casa, aún con Niall siguiéndome.

-Harry, entiende que si sigues así, nosotros...

-¿Vosotros qué? ¿Os vais a ir como todo el mundo? ¡Pues iros! ¡No necesito a nadie! ¿Me oyes? ¡IROS DE UNA MALDITA VEZ! —chillo, antes de subirme al taxi que ya había llamado.

Voy a Flowers una de las discotecas más famosas que hay en el momento. Llego y pago al señor por el trayecto, bajando del coche y colocando mi chaqueta de cuero. Vamos, Harry. Me digo a mí mismo.

A ver si encuentro a alguna desesperada y así me quedo a gusto.

Niall me ha dicho millones de veces que mi comportamiento se ha vuelto horrible. De ser una persona tierna y delicada a ser un puto gilipollas frío. Pues nada, no voy a llorar. Bastante lo he hecho ya en mi vida por gente sin importancia como mi padre, James o Mark.

Que les jodan.

Este es el Harry que tanto tiempo estaba esperando salir. Pues aquí está, y a quién no le guste, que se tire por una ventana. A ver si el antiguo Harry está ahí para recogerle.

Pago mi entrada y entro al local, encontrándome de frente la pista de baile, donde hay mucha gente.

-Empieza el juego —me recuerdo en voz alta.

-Tú —le digo al guardarropa, lanzándole mi chupa —. Guárdala. Y con cuidado, vale más que tu madre.

El chico la coge, lanzándome una mala mirada. Entro al local y me acerco a la barra, llamando al camarero.

-Hola, Nick —digo.

-¿Lo de siempre, Harry? —pregunta, secando un vaso con un trapo.